¿Qué pasa si le pongo sal al agua de la piscina?

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Añadir sal a una piscina con tratamiento químico adecuado es seguro para los bañistas. El agua no resulta salada al tacto, ni irrita la piel, ojos o mucosas, y no daña el cabello ni la ropa.
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¿Sal en la piscina? Desmintiendo mitos y descubriendo sus beneficios.

Añadir sal a una piscina, a priori, puede generar dudas y preocupación. Imaginamos el escozor en los ojos, el cabello reseco y la ropa estropeada. Sin embargo, la realidad es bastante diferente cuando se trata de sistemas de cloración salina, una alternativa cada vez más popular a los tratamientos químicos tradicionales.

Lejos de convertir tu piscina en un mini-océano, la adición de sal en estos sistemas tiene un propósito muy específico: generar cloro de forma natural. A través de un proceso llamado electrólisis, un clorador salino utiliza la sal (cloruro de sodio) para producir hipoclorito sódico, el mismo componente desinfectante que se encuentra en el cloro comercial, pero sin sus inconvenientes.

Es importante destacar que la concentración de sal en una piscina con cloración salina es significativamente menor a la del agua de mar. Hablamos de aproximadamente 4 gramos por litro, comparado con los 35 gramos por litro del mar. Esta baja concentración no resulta salada al tacto, ni irrita la piel, ojos o mucosas. Puedes nadar tranquilamente sin preocuparte por la irritación, y no dañará tu cabello ni la ropa.

Entonces, ¿qué pasa si le pongo sal a la piscina con un sistema de cloración salina? La respuesta es: consigues una desinfección eficaz y suave. Al generarse el cloro in situ, se evitan los fuertes olores químicos, la manipulación de productos corrosivos y se reduce la irritación que a veces producen los tratamientos tradicionales. Además, el agua tratada con sal resulta más suave y sedosa, ofreciendo una experiencia de baño más agradable.

No obstante, es fundamental diferenciar entre añadir sal directamente a una piscina con tratamiento químico tradicional y utilizar un sistema de cloración salina. Añadir sal a una piscina ya tratada con cloro u otros químicos puede desequilibrar el agua y ser contraproducente. Si estás interesado en la cloración salina, es esencial instalar el equipo adecuado y seguir las instrucciones del fabricante para un correcto funcionamiento y mantenimiento.

En resumen, la sal en piscinas con sistemas de cloración salina no es sinónimo de agua de mar. Se trata de una tecnología inteligente que aprovecha las propiedades de la sal para generar cloro de forma natural, ofreciendo una alternativa más suave, segura y cómoda para disfrutar de un baño limpio y saludable.