¿Qué pasa si me pongo sal directo en una afta?

El Mito de la Sal Directa en las Aftas: Un Remedio Casero con Matices

Las aftas, esas pequeñas llagas dolorosas que aparecen en la boca, son una molestia común que nos lleva a buscar alivio rápidamente. Entre los remedios caseros más populares se encuentra la sal, un antiséptico natural con propiedades que, efectivamente, pueden ayudar a la cicatrización. Sin embargo, la creencia de que aplicar sal directamente sobre una afta es beneficioso es un mito que debe aclararse.

Es cierto que la sal posee propiedades antisépticas. Su acción deshidratante puede inhibir el crecimiento de bacterias y hongos, contribuyendo a un ambiente menos propicio para la infección. Por ello, un enjuague bucal con agua tibia y sal diluida es una opción viable para complementar el tratamiento de las aftas. Disolver una cucharadita de sal en un vaso de agua tibia y realizar enjuagues suaves durante unos 30 segundos varias veces al día puede ayudar a aliviar la inflamación y promover la curación. La clave aquí está en la dilución.

¿Qué ocurre si, en lugar de enjuagar, aplicamos sal directamente sobre la afta? La respuesta es simple: dolor intenso y una posible irritación mayor. La sal, en su forma concentrada, es un irritante para la mucosa bucal, ya que su alta concentración de sodio altera el delicado equilibrio de la membrana mucosa. En lugar de ayudar a la cicatrización, esto puede retrasarla, provocando un mayor dolor y prolongando la incomodidad. La superficie de la afta, ya inflamada y sensible, sufrirá una agresión innecesaria que dificultará su recuperación natural.

En resumen, aunque la sal puede ser un aliado en el tratamiento de las aftas como parte de un enjuague bucal, su aplicación directa es contraproducente. Utilizar la sal de forma diluida en un enjuague suave es una opción segura y potencialmente beneficiosa, pero siempre debemos recordar que el contacto directo puede causar más daño que bien. Si las aftas persisten o son especialmente dolorosas, lo mejor es consultar a un dentista o médico para descartar otras posibles causas y recibir un tratamiento adecuado. No automediquemos y confiemos en métodos probados y seguros para aliviar estas molestas llagas bucales.