¿Qué pasa si se toma un vaso de agua con bicarbonato?

¿Qué pasa si se toma un vaso de agua con bicarbonato? Pues… no sé, ¿a quién se le ocurre? O sea, a ver, una vez, para el ardor, ¿vale? ¿Pero todos los días? ¡Ni loca! Me da una cosa… Pienso en mis pobres riñones, en mis pulmones currando extra para compensar ese subidón de alcalinidad y… ¡buf! Paso. En serio, prefiero mil veces cuidarme de otra manera. ¿Para qué meterle esa caña al cuerpo?

Recuerdo una vez, mi abuela, que en paz descanse, tomaba bicarbonato para todo. Dolor de cabeza, acidez, hasta para las picaduras de mosquito. Yo la veía y pensaba: “¿Pero qué haces, abuela?”. Con el tiempo, entendí que era su remedio de toda la vida, pero yo… no sé, no me convence. Prefiero un té de manzanilla, un jengibrecito, algo más… natural, ¿no? Algo que no me dé la sensación de estar forzando la máquina.

Además, leí por ahí, no sé dónde, que andar con la sangre alcalina tampoco es tan bueno. Que el cuerpo necesita su equilibrio, ¿sabes? Y meterle bicarbonato a diario como que… lo descoloca. No me acuerdo bien de las cifras, pero era algo así como que alteraba no sé qué procesos… En fin, que me da un poco de yuyu. Igual me estoy rayando demasiado, ¿quién sabe? Pero yo, personalmente, prefiero no arriesgarme. Hay mil maneras de cuidarse el estómago sin tener que recurrir a medidas tan… drásticas. A mí, una infusión calentita me sienta mucho mejor. Y un buen yogur. Eso sí que es vida.