¿Qué pasa si sudas mucho y no te bañas?

¡Ay, madre mía, qué tema! ¿Sudar mucho y no bañarse? Uf, solo de pensarlo se me eriza la piel. ¿Se imaginan esa sensación pegajosa todo el día? ¡Puaj! Es que, a ver, todos sudamos, ¿no? Sobre todo en verano, ¡yo la primera! Pero de ahí a no ducharse… es otro nivel.

Recuerdo una vez, en un viaje mochilero por Sudamérica, conocí a un tipo que, bueno, digamos que no era muy amigo de la ducha. Al principio, no me di cuenta, pero después de unos días caminando juntos, el “aroma” se hizo… presente. ¡Ay, Dios mío! No quiero ser cruel, pero era una mezcla entre humedad, tierra y… no sé, ¡olvido! Ahí me di cuenta de lo importante que es una buena ducha, ¿verdad?

Y es que, más allá del olor –que ya de por sí es un problema, seamos sinceros–, lo que me preocupa es la salud. Con tanto sudor acumulado, el cuerpo se convierte en un festival para las bacterias. Infecciones, hongos… ¡qué horror!

Ojo, que la pregunta dice “sudar mucho“, y entiendo que hay personas que sufren de hiperhidrosis, que sudan más de lo normal. Pero incluso en esos casos, la higiene es fundamental, ¿no creen? Una toallita húmeda, un cambio de ropa… algo que nos haga sentir más frescos y limpios.

Porque, al final, no se trata solo de no oler mal para los demás. Es una cuestión de respeto propio, de bienestar. ¿Quién se siente a gusto estando sucio y pegajoso? Yo, desde luego, no. Así que, ya saben, ¡a la ducha, mis valientes! Que la higiene es salud, y la salud es felicidad, ¿o no?