¿Qué pasa si te quitan las glándulas salivales?

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La extirpación de una glándula salival, aunque no impide la producción salival total, puede provocar sequedad bucal si se combina con radioterapia. Esta sequedad incrementa la vulnerabilidad a caries e infecciones orales, demandando mayor cuidado bucal.

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La Vida Sin Glándulas Salivales: Secuelas y Adaptación

La saliva, un líquido aparentemente insignificante, juega un papel fundamental en nuestra salud bucal y digestiva. Su producción, a cargo de las glándulas salivales (parótidas, submaxilares y sublinguales), es crucial para mantener la boca húmeda, iniciar la digestión y protegernos de bacterias. Pero ¿qué ocurre si estas glándulas son extirpadas, ya sea total o parcialmente? La respuesta, como veremos, es compleja y depende de varios factores.

La ablación quirúrgica de una o varias glándulas salivales, aunque no impide la producción salival por completo (las glándulas menores continúan su función), puede conllevar consecuencias significativas, especialmente cuando se combina con otros tratamientos como la radioterapia. Esta última, utilizada a menudo en el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello, daña las células que producen saliva, exacerbando la sequedad bucal, o xerostomía, incluso si sólo una parte de las glándulas ha sido removida.

La xerostomía resultante es más que una simple molestia. Se convierte en una puerta de entrada para una serie de problemas:

  • Mayor riesgo de caries: La saliva neutraliza los ácidos producidos por las bacterias de la placa dental, protegiendo el esmalte. Con una menor producción salival, el riesgo de caries se dispara dramáticamente, requiriendo una higiene bucal extremadamente meticulosa y, a menudo, la aplicación de flúor tópico.

  • Infecciones orales: La saliva contiene inmunoglobulinas y enzimas que combaten las infecciones. La disminución de su volumen implica una menor defensa contra bacterias, hongos y virus, aumentando la probabilidad de desarrollar candidiasis oral, gingivitis y otras infecciones.

  • Dificultad para masticar y tragar: La saliva facilita la masticación y deglución, lubricando el bolo alimenticio. Su ausencia puede causar dificultades para comer, especialmente alimentos secos, lo que puede afectar la nutrición y la calidad de vida.

  • Alteraciones del gusto: La percepción del sabor depende en gran medida de la saliva. Su disminución puede provocar una sensación de sequedad y una alteración en la capacidad de saborear los alimentos.

  • Halitosis: La saliva ayuda a eliminar los restos de comida y bacterias de la boca. La xerostomía crónica se asocia con un aliento desagradable persistente.

La adaptación a la vida sin una parte significativa de la función salival requiere un compromiso firme con el cuidado bucal. Esto incluye:

  • Cepillado y uso del hilo dental frecuentes y cuidadosos: Eliminar la placa bacteriana es fundamental para prevenir la caries.
  • Uso de enjuagues bucales sin alcohol: Estos ayudan a mantener la boca húmeda y a controlar el crecimiento bacteriano.
  • Aplicación de flúor tópico: El flúor fortalece el esmalte dental y ayuda a prevenir las caries.
  • Mayor consumo de agua: Mantener la boca hidratada alivia la sequedad.
  • Modificación de la dieta: Elegir alimentos blandos y fáciles de masticar.
  • Visitas regulares al dentista: Monitorear la salud bucal y recibir tratamiento preventivo.

En conclusión, la extirpación de las glándulas salivales, aunque no siempre catastrófica, presenta desafíos significativos para la salud oral. Un diagnóstico temprano, un tratamiento adecuado y, sobre todo, un compromiso riguroso con una higiene bucal excepcional, son clave para mitigar las consecuencias y mantener una buena calidad de vida. La colaboración estrecha con el equipo médico, incluyendo dentistas y especialistas maxilofaciales, es fundamental en este proceso.