¿Qué se le puede echar a un nebulizador?

¡Ay, el nebulizador! ¿Quién no ha tenido uno en casa, verdad? Recuerdo clarito cuando mi pequeño tenía unos meses y le dio bronquiolitis… ¡Madre mía, qué noches! Usábamos solución salina estéril, eso sí, la que te venden en la farmacia, ¡nada de experimentos caseros! Era nuestro “kit de rescate” en esos momentos. Pero a ver, seamos serios, esto era siempre bajo la supervisión del pediatra, eh. Jamás me atrevería a darle algo sin que lo viera el médico.

Porque también nos recetaron medicamentos específicos, ¿te imaginas? Un broncodilatador, creo recordar, y a veces hasta un corticoide. ¡La desesperación de verlo toser sin parar y que no pudiera respirar bien! Era horrible… Una impotencia total. Por eso te digo, y lo subrayo: ¡es vital seguir las indicaciones médicas al pie de la letra! Nada de “a mí me funcionó esto”, no, no… Cada niño es un mundo y lo que le va bien a uno, puede no valerle al otro. ¿No crees?