¿Qué siente una persona con crisis de ausencia?

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Durante una crisis de ausencia, la persona afectada experimenta una desconexión momentánea, como si se quedara suspendida en el vacío por breves segundos, retornando luego a su estado normal sin secuelas físicas apreciables. Su mirada suele estar vacía y sin foco durante la crisis.

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Atrapado en un Silencio Mental: La Experiencia Subjetiva de una Crisis de Ausencia

Las crisis de ausencia, a menudo descritas como un “estar ausente”, son episodios neurológicos breves que pueden pasar desapercibidos para el observador casual. Si bien la descripción objetiva suele destacar una mirada vacía y una desconexión momentánea, la pregunta persiste: ¿qué siente realmente la persona que experimenta una crisis de ausencia? Intentar comprender la experiencia subjetiva de este fenómeno neurológico es fundamental para una mejor atención y empatía hacia quienes lo padecen.

Imaginen por un instante que están leyendo un libro, absortos en la trama, cuando de repente… nada. Un borrón mental, un vacío donde antes había pensamientos e imágenes. Y luego, súbitamente, la historia continúa como si nada hubiera interrumpido su flujo. Esa sensación, aunque simplificada, puede acercarnos a la experiencia de una crisis de ausencia.

Las crisis de ausencia, a diferencia de otros tipos de convulsiones, generalmente no involucran sacudidas o pérdida del control muscular. La persona afectada, como bien se ha señalado, experimenta una desconexión momentánea, pero la sensación que acompaña esta desconexión es difícil de describir con precisión. Algunos lo describen como un “apagón” repentino, una interrupción abrupta de la conciencia. Otros, quizás con mayor precisión, hablan de un “silencio mental”, una ausencia total de pensamiento y sensación durante el breve episodio.

Lo importante a destacar es que, a menudo, la persona no es consciente de haber tenido una crisis. A pesar de la interrupción en su actividad cerebral, al regresar a la consciencia, no recuerdan el lapso de tiempo perdido. Este olvido posterior es una característica distintiva de las crisis de ausencia. Pueden continuar la actividad que estaban realizando justo antes, sin siquiera notar la interrupción.

Sin embargo, esta falta de conciencia no significa que la experiencia sea totalmente anodina. Algunos individuos describen una sensación sutil de confusión o desorientación inmediatamente después de la crisis. Como despertar de un sueño muy corto y muy vacío. Otros pueden experimentar una leve fatiga o dificultad para concentrarse durante un breve periodo posterior.

La dificultad para describir la experiencia subjetiva de una crisis de ausencia reside en su naturaleza misma: la ausencia de experiencia. Tratar de recordar un vacío, un silencio, es una tarea inherentemente paradójica. Es como intentar describir el color negro a una persona que nunca ha visto la luz.

Comprender la experiencia de una persona con crisis de ausencia requiere empatía y la voluntad de ir más allá de la mera observación. Es entender que detrás de una mirada vacía se esconde un complejo proceso neurológico que, aunque breve, interrumpe la continuidad de la consciencia y, en muchos casos, deja una huella imperceptible pero real en la vida de quien la experimenta. La clave está en la detección temprana y el tratamiento adecuado para minimizar el impacto de estas crisis en la vida diaria.