¿Qué son los centros neumotáxico y apneústico en el control de la respiración?

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¡Uf, la respiración! Es fascinante cómo algo tan automático tiene controles tan intrincados. A ver, desde mi punto de vista, el centro neumotáxico es como ese amigo que te dice ¡ya, para! cuando estás inhalando demasiado profundo, evitando que te hiperventiles. En cambio, el apneústico es el amigo que te anima a seguir, manteniendo esa inspiración un poquito más. ¡Es un tira y afloja constante para que respiremos justo como necesitamos!

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¿Qué son los centros neumotáxico y apneústico en el control de la respiración?

¡Bufff, la respiración! ¿Te has parado a pensar alguna vez en lo increíble que es? Yo sí, a veces me quedo pensando en cómo algo tan vital, tan… automático, puede ser a la vez tan complejo. Es como una orquesta invisible dentro de nosotros.

En fin, a lo que iba. Estos centros, el neumotáxico y el apneústico… Imagínatelos como dos amiguitos peleándose, ¿no? Un tira y afloja constante dentro de tu cerebro. El neumotáxico, ese es el responsable de que no nos pasemos inflando los pulmones como un globo. Es el que dice “¡Eh, para, para! Ya está bien de aire”. ¿Te acuerdas de aquella vez que casi me hiperventilo en el examen de conducir? Pues seguro que mi centro neumotáxico estaba trabajando a tope, ¡pobrecito! Me salvó de desmayarme allí mismo, en medio del aparcamiento.

Y luego está el apneústico, el otro amiguito. Este es el que te anima a seguir inspirando, el que te dice “aguanta un poquito más, que necesitas ese oxígeno”. Es como… ¿cómo explicarlo? Como cuando estás nadando bajo el agua y aguantas la respiración, ¿sabes? Esa sensación de que necesitas aire pero a la vez puedes aguantar un poco más. Ahí está el apneústico, dándolo todo.

He leído por ahí que estos centros están en el bulbo raquídeo… No sé exactamente dónde está eso, la verdad. Pero vamos, que están ahí, en algún lugar de la cabeza, trabajando sin parar para que respiremos justo como necesitamos. ¡Es alucinante! ¿No te parece? A veces me da por pensar en todas esas cosas que pasan dentro de mi cuerpo sin que yo me dé cuenta… Es como una ciudad en miniatura, con sus habitantes, sus calles, su tráfico… Y yo, tan tranquila, sin enterarme de nada. Bueno, hasta que me pongo a pensar en ello, claro.