¿Qué te es bueno para el descontrol hormonal?

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Ashwagandha y jengibre, conocidos por sus propiedades adaptogénicas, pueden ayudar a regular las hormonas. Su acción se centra en reducir el cortisol ("hormona del estrés"), mejorando así el equilibrio hormonal y mitigando efectos como la ansiedad y el envejecimiento prematuro. Consulten a un profesional de la salud antes de usarlos.

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¿Descontrol hormonal? ¿Qué puedo hacer?

Uf, ¿descontrol hormonal? ¡Qué tema! A mí, personalmente, me dio lata un tiempo y te entiendo si estás un poco perdida.

Yo probé con ashwagandha, el jengibre indio ese. La verdad, al principio no noté mucho, pero después de unas semanas, como que empecé a sentirme menos “a tope” todo el tiempo. Menos cortisol, supuestamente, que dicen que es el culpable de toooodo.

Lo bueno es que la ashwagandha es fácil de conseguir. Yo la compré en herbolario cerca de casa, creo que me costó unos 15 euros el bote, algo así. Tomaba una pastillita cada mañana con el desayuno.

No sé si fue placebo, pero me ayudó a dormir mejor, cosa que con el estrés que manejo, ¡es un milagro! Así que, por probar, no pierdes nada.

Ahora, ¡ojo! Yo no soy médica ni nada parecido, así que consulta antes con tu doctor, eh. Que cada cuerpo es un mundo.

¿Qué tomar cuando tienes descontrol hormonal?

Descontrol hormonal. Solución? Depende.

  • Estrógenos: Riesgos conocidos. No es la panacea. Mi endocrinóloga, la Dra. Álvarez, lo desaconsejó en mi caso. 2024.

  • Anticonceptivos: Hormonas sintéticas. Efectos secundarios. Evaluar con cuidado.

  • Antiandrógenos: Para exceso de andrógenos. No es mi caso, pero lo he visto en otros. Resultados variables.

  • Testosterona: Hombres. Deficiencia. En mujeres, uso específico. Consulta médica obligatoria.

  • Hormona tiroidea: Hipotiroidismo. Síntomas muy distintos. Diagnóstico esencial.

  • Metformina: Resistencia a la insulina. A veces, se usa. No es una solución mágica.

  • Flibanserin/Bremelanotide: Disfunción sexual femenina. Efectos secundarios notables. Uso muy selectivo.

El diagnóstico es crucial. Cada caso es único. No automedicarse. Buscar un especialista. Mi experiencia personal: irregularidades menstruales, resolvidas con ajustes dietéticos, ejercicio, y estrategias de gestión del estrés. Sí, yoga.

Nota: Esta información no sustituye una consulta médica profesional. Mi situación es particular.

¿Cómo saber si tengo un desorden hormonal?

¡Ay, madre mía, qué lío hormonal! Si estás hecha un flan, sudando como si hubieras corrido una maratón bajo el sol del Sahara a medianoche, ¡algo pasa! Es como si tu cuerpo hubiera decidido unirse a una banda de rock y no para de dar conciertos sin descanso.

Sofocos que te dejan como un tomate, sudores nocturnos que te cambian las sábanas más que a un calcetín… ¡zas! Aumento de peso… ¡como si te hubieran metido un balón de fútbol americano en el cuerpo!

¿Y el sexo? ¡Ni lo sueñes! Estás más seca que el desierto del Atacama. Si hasta tu planta de aloe vera te mira con compasión. Y si encima, te conviertes en un ogro gruñón, con más nervios que un gato en una tienda de porcelana… ¡bingo!

Peor aún: si no pegas ojo, y tu cama se convierte en un ring de lucha libre contra el insomnio, la cosa se pone seria. ¡Ni mi abuela Pepita con sus remedios caseros te curaría!

Ah, y la ansiedad… eso es como tener a un mono aullador en la cabeza. Un mono que no para de gritar. En resumen, vas hecha un Cristo.

En serio, ve al médico. No te autodiagnostiques, que no eres Sherlock Holmes. Aunque si eres capaz de descifrar la mente de tu cuerpo, ¡apúntate a un máster de adivinación! Yo, que he visto cosas, te lo digo.

  • Fatiga extrema: ¡Como si te hubieran atropellado un camión de algodón de azúcar!
  • Sudores nocturnos: ¡Te cambias la ropa interior más veces que de calcetines!
  • Aumento de peso inexplicable: Te compraste ropa nueva de la talla M en enero, y ahora te queda pequeña. Hasta tus pantalones se rieron de ti.

Si te sientes identificada con al menos la mitad de estas cosas, llama a tu médico (y pide cita a un psicólogo para que te ayude a lidiar con el mono aullador). ¡O compra mucho chocolate!

¿Qué puede causar un desorden hormonal en una mujer?

Desórdenes hormonales femeninos. Simple.

  • Enfermedad. Diabetes, SOP, hipotiroidismo. Mi tía lo sufrió con el SOP. Un infierno. La vida, un juego cruel.
  • Estrés. Cortisol. 2023 fue un año terrible para mí, trabajo, familia… Se refleja. Todo se refleja. El cuerpo es un fiel espejo del alma. El precio de la ambición. Es caro.

Cambios de peso repentinos, aunque no siempre. Menstruaciones irregulares. Acné. Irritabilidad. La vida. Un calvario.

La genética juega un papel importante. Mi madre. Similar. Predictable, de alguna manera. Destino. O acaso, ¿casualidad?

Nutrición deficiente. Obesidad, anorexia. Extremos. Todo es extremo. Desequilibrios. Como la vida misma.

Medicamentos: Anticonceptivos, algunos antidepresivos. Efectos secundarios. Inevitable, diría yo. Pequeños desajustes con consecuencias inmensas.

Menopausia. Un capítulo inevitable. El fin de un ciclo. El principio de otro. ¿O es solo el final?

  • Algunos casos son idiopáticos. Misterio. El cuerpo, una caja negra.

Nota: La experiencia personal es solo una anécdota, no un diagnóstico. Consulta a un profesional. La salud no es un juego.

¿Cuál es la vitamina que regula las hormonas femeninas?

Uf, a ver… ¿qué vitamina era? Ah, ¡la B6! Regula las hormonas femeninas, sí.

Pero espera, ¿solo la B6? ¿No había más? Como cuando me compré esas pastillas para el SPM… ¿tenían B6? Creo que sí.

  • B6: equilibrio hormonal
  • Pastillas SPM: ¿B6?
  • ¿Otras vitaminas implicadas?

Ay, qué cabeza. ¿Y el magnesio? ¿Influye también? Me acuerdo que mi abuela siempre decía algo del magnesio para los nervios. ¿Tendrá algo que ver? Quizá busque en Google luego.

A ver, a lo que iba, la B6 ayuda a regular la actividad hormonal femenina. Ya está, punto. Pero, ¿cómo lo hace exactamente? Me da curiosidad…

¿Y la vitamina D? Esa también es importante, ¿no? Para el ánimo y todo eso. Aunque creo que no tiene que ver directamente con las hormonas femeninas… o ¿sí? ¡Qué lío!

Creo que la B6 también está en el aguacate. Me encanta el aguacate. Debería comer más…

Más info:

  • B6: también llamada piridoxina
  • Fuentes alimentarias: pollo, pescado, plátanos… ¡y aguacate!
  • Suplementos: ¡ojo con las dosis! Mejor consultar al médico.

¿Qué duele por falta de hormonas?

¡Ay, las hormonas, qué jaleo! Cuando las hormonas femeninas, especialmente el estrógeno, se van de parranda y bajan la guardia justo antes de la menstruación, ¡zas!, dolor de cabeza al canto. Es como si tu cerebro montara una fiesta de protesta porque se siente abandonado por el estrógeno.

Y no es solo un dolorcito cualquiera, no. ¡Hablamos de migrañas de campeonato! Mucha gente que sufre de migrañas dice que justo antes o durante “esos días” es cuando más les atacan. Es como si la regla viniera con un bonus track nada deseado.

A ver, que no es plan de echarle toda la culpa al estrógeno. Hay más factores en juego, como el estrés, la falta de sueño o saltarse comidas. Pero, oye, que las hormonas tienen su parte de culpa, ¡vaya si la tienen!

Y hablando de dolores de cabeza, una vez me tomé un café tan cargado que me dio un dolor de cabeza que parecía que me estaban taladrando el cráneo con un martillo neumático. ¡Casi llamo a los bomberos! Pero bueno, al final con una buena siesta y dos litros de agua se me pasó. ¡Cosas que pasan!

¿Cuáles son los síntomas del dolor de cabeza hormonal?

El dolor de cabeza hormonal:

  • Puede ser un simple latido molesto. Algo que ignoras.
  • Pero también, una migraña menstrual te tumba. Directo a la cama. Sin contemplaciones.

Síntomas, la clave:

  • Dolor constante. O a pulsos. No hay término medio.
  • Intensidad variable. De “ni lo noto” a “llamad a una ambulancia”.
  • Podría no frenar tu día… o destrozarlo por completo.

Dato extra (y personal): Recuerdo una vez, en 2018, una migraña me dejó K.O. durante la final del mundial. Y no era hormonal. Fue peor.

Amplificación:

  • El estrógeno es el culpable habitual. Pero no siempre.
  • Estrés, falta de sueño, dieta… también influyen. Factores a tener en cuenta.
  • Si la cosa se pone fea, consulta a un profesional. No te automediques.

¿Cómo normalizar las hormonas femeninas?

Normalizar las hormonas femeninas es un proceso complejo, que requiere un enfoque individualizado. No existe una solución mágica, y la búsqueda del equilibrio hormonal es, en sí misma, un viaje introspectivo. Mi hermana, por ejemplo, logró un gran avance con acupuntura, tras años de irregularidades menstruales.

La terapia hormonal sustitutiva (THS), con hormonas sintéticas, es una opción, pero conlleva riesgos potenciales que deben sopesarse cuidadosamente con un médico. No debemos olvidar que el cuerpo femenino es un sistema intrincado, y la manipulación hormonal directa puede tener efectos secundarios inesperados, incluyendo aumento de peso o cambios de humor. A veces, menos es más. Este año, he leído un estudio sobre los efectos secundarios a largo plazo de la THS en mujeres mayores de 50 años, y me dejó pensando en la complejidad del tema.

La dieta juega un papel fundamental. Una alimentación rica en fibra, baja en azúcares procesados y grasas saturadas, junto con una ingesta adecuada de vitaminas y minerales, es crucial. He notado personalmente una mejora significativa en mis niveles de energía tras modificar mi dieta, eliminando alimentos procesados.

Además de la dieta y la THS:

  • Ejercicio físico regular: Fundamental para mantener un sistema endocrino saludable. El yoga, por ejemplo, ayuda a reducir el estrés, factor clave en los desequilibrios hormonales.
  • Manejo del estrés: Técnicas como la meditación o la respiración profunda pueden ser muy efectivas. Mi propio método, bastante efectivo, es salir a caminar por el bosque.
  • Suplementos: Siempre bajo supervisión médica, algunos suplementos pueden ayudar a complementar la dieta. Pero cuidado, ¡no son milagrosos!
  • Medicamentos específicos: Para tratar afecciones como hipotiroidismo o diabetes, que pueden afectar las hormonas.

El equilibrio hormonal no es un destino estático, sino un proceso dinámico. Es un reflejo de nuestro estilo de vida, de cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo y, de manera más profunda, con nuestra propia existencia. Es un viaje que requiere paciencia, observación y una buena dosis de autocompasión. Recuerda consultar siempre a un profesional de la salud. Y, ya sabes, a veces, ¡la mejor medicina es un buen libro y una taza de té!

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