¿Cómo quitar el miedo a viajar solo?

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¡Superar el miedo a viajar solo es posible! Yo misma sentía una mezcla de ansiedad y emoción antes de mi primer viaje en solitario. Identifica tus miedos concretos, ¿seguridad? ¿soledad? Infórmate bien sobre el destino y planifica con anticipación, pero deja espacio para la improvisación. ¡No estarás realmente solo! Conocerás gente. Comienza con un viaje corto y cercano. ¡Verás que la libertad de viajar solo es adictiva!

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¿Cómo quitar ese miedo a viajar solo? Ay, Dios mío, ¿quién lo iba a decir? Yo, que siempre había necesitado a alguien a mi lado para cualquier aventura, ¡acabé enamorándome de viajar sola! Recuerdo mi primer viaje, a Asturias, como si fuera ayer. El autobús me dejaba en Oviedo y… ¡bam! Un golpe de pánico. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué pasaría si me perdía? ¿Si me robaban la mochila con todo lo que llevaba? Millones de pensamientos, una avalancha, ¿verdad?

Identificar esos miedos es fundamental, ¿no crees? El mío era la seguridad, sobre todo. La soledad también, claro, pero la idea de estar vulnerable en un lugar desconocido era lo que más me aterraba. Informarme, planificar, eso sí que me ayudó. Me descargué un mapa offline, ¡bendito Google Maps! Reservé un par de alojamientos, para no andar buscando a última hora, pero… y aquí está la clave, ¡dejé espacio para lo inesperado!

¿Sabes qué pasó? En un chiringuito, tomando una sidra (¡qué rica!), conocí a una pareja de Argentinos que viajaban por Europa en una moto. ¡Hablamos durante horas! Hablamos de todo, de sus miedos también, de los paisajes increíbles que habían visto, de la comida… Y me di cuenta de algo: ¡no estaba sola! Claro que no. Conocer gente, incluso sin buscarla, es parte de la magia de viajar solo, ¿o no? Es increíble la facilidad con la que entablas conversación con alguien cuando estás lejos de casa, ¿verdad?

Empieza con algo pequeño, ¿vale? No te lances a un viaje de tres meses por el sudeste asiático en tu primer intento. ¡Un fin de semana cerca de casa es perfecto para empezar! Yo empecé así y… ¡puff!, ya sabes la historia. Ahora ya llevo un montón de viajes solitarios, y creo que… casi prefiero viajar sola. Es una sensación de libertad tan… tan increíble. La libertad de decidir qué hacer en cada momento, sin depender de nadie, esa sensación de independencia… es adictiva, ¡sí! Y, aunque parezca mentira, te conoces mucho mejor. Te conoces a ti misma, descubres tus límites… y los superas.

Así que ya sabes, ¡anímate! No te quedes con las ganas. Que el miedo no te paralice. El mundo está ahí fuera, esperándote. Y no estás sola, aunque viajes sola.