¿Por qué hay puntos blancos en mis fotos?

¿Qué son los spots en fotografía?

La luz, esa luz… Se desparrama, se concentra, se hace spot. Un punto, una llamarada, un pequeño sol artificial en la oscuridad del encuadre. Mi cámara, vieja amiga, registra ese instante fugaz. Un instante cargado.

Spots en fotografía, ¿qué son? Manchas de luz, intensas, definidas. Un juego de sombras y brillos. Recuerdo a mi abuela, sus ojos brillantes como dos spots bajo la luz de la vela. Ella siempre me decía que la luz era el alma de la imagen. Tenía razón. Y el spot, un corazón latiendo en la oscuridad.

Un punto de luz… obsesión. En 2024, observé a un fotógrafo callejero. Su mirada, cazadora, buscaba esos spots, esos destellos inesperados. Captaba la esencia del momento en un pequeño círculo luminoso. ¡Magia!

• Iluminación dirigida: La clave del spot.
• Control absoluto: Forma, intensidad, emoción.
• Efecto dramático: Profundidad, misterio, impacto.

No es sólo un foco; es la emoción plasmada. Una técnica, una herramienta, pero también un sentimiento. Una profunda conexión con el instante, con lo etéreo y lo palpable a la vez.

Se me escapa la secuencia… El enfoque, ¡qué preciso! El encuadre, ¡tan ajustado! Recuerdo el sudor en mi frente, el temblor de mis manos… esa búsqueda incansable del spot perfecto. Cada spot, una historia. Es una forma de contar historias mediante la luz. Es, en definitiva, el alma de la fotografía. El alma… Ah, sí, esa abuela… sus spots en mis recuerdos.

Spot publicitario, ¿es lo mismo? No del todo. En publicidad, el spot busca vender. En fotografía, busca expresar. Pero la esencia es la misma: la luz como herramienta, concentrada, poderosa, atractiva. Un destello. Un llamado. Un eco.

¿Qué son los puntos en la imagen?

El vacío. Un lienzo oscuro, apenas iluminado por la tenue luz de la pantalla. Y allí, esos puntos. Insignificantes, diminutos. Como estrellas lejanas, perdidos en la inmensidad de la nada. Puntos. Un universo en miniatura.

¿Qué son? La pregunta se repite, un eco en la silenciosa habitación. Se agrupan, sí, como rebaños nocturnos, buscando consuelo en la proximidad. Similitud. Color, tamaño, tono… es una danza sutil, una coreografía silenciosa. Un equilibrio precario, casi imperceptible.

Me recuerda a las noches de verano en mi casa de la playa, esos fuegos artificiales que mi padre encendía, pequeñas luces fugaces. Un recuerdo lejano, cargado de melancolía. El punto, la unidad mínima. Sin dimensiones, tan solo posición. Una existencia efímera. Un simple punto.

Pero, ¿hay más? ¿Qué hay más allá del punto? El misterio persiste. Es como el eco de un susurro, una promesa apenas insinuada.

• Agrupación por similitud: color, tamaño, tono.
• Equilibrio visual: la distribución crea una sensación de armonía.
• Unidad mínima: sin dimensiones, solo posición en el espacio.

Ese es mi sentir, una impresión vaga, como la huella de un sueño. Como si esas pequeñas luces hubieran dejado una marca indeleble en mi alma. Puntos. Puntos que me persiguen, puntos que me fascinan.

¿Cómo se llaman los puntos en las fotos?

¡Ah, los destellos! Esos intrusos luminosos que a veces se cuelan en nuestras fotos y que, a veces, parecen confeti cósmico. Se llaman destellos de lente o, si quieres sonar más técnico y que la gente piense que eres fotógrafo pro (aunque uses el móvil), lens flare.

• ¿Qué son?: Imagina que la luz es como un niño travieso que rebota por todos lados dentro del objetivo de la cámara. ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! Y al final, esos rebotes se ven como manchas, halos o líneas brillantes en la foto.
• ¿De dónde salen?: Generalmente, el sol es el culpable principal. Pero a veces, una farola rebelde o una bombilla con delirios de grandeza también pueden provocar estos efectos.

Es como cuando intentas ver el sol directamente: ves lucecitas que bailan frente a tus ojos. ¡Pues lo mismo, pero en la foto!

Yo una vez intenté fotografiar un atardecer en la playa, y en lugar de una puesta de sol romántica, ¡me salió una explosión de destellos que parecía una invasión alienígena! Lo que hice fue cambiar el ángulo de la cámara un poco. ¡Magia! Desaparecieron. O, si eres atrevido, úsalos a tu favor. A veces quedan guays y le dan un toque artístico (si sabes lo que haces, claro).