¿Qué hacer en caso de corte de suministro eléctrico?

¡Ay, no! ¿Otra vez sin luz? ¿En serio? Me acuerdo una vez, justo en medio de una videollamada importantísima, ¡zas! Todo oscuro. Quedé como una tonta ahí, con la pantalla negra. Y bueno, ¿qué se le va a hacer? Lo primero, como siempre, maldecir un poquito al destino, ¿no? ¿A quién no le ha pasado? Luego, a tientas, buscando el celular… ¡menos mal que siempre lo tengo cargado! Reportar el corte es vital, aunque a veces, seamos sinceros, ¿quién entiende esos menús telefónicos interminables? “Para reportar un corte de luz, marque 1… Para consultar su saldo, marque 2…”. En fin, una odisea.

Lo de la linterna… sí, sí, la teoría la sabemos todos, pero ¿dónde demonios la puse la última vez? Termino siempre revolviendo cajones como loca. Mi abuela, ella sí que era precavida. Tenía una linterna enorme, de esas que parecen un foco de estadio, siempre a mano. Y pilas, ¡montones de pilas! Yo, en cambio… Recuerdo una vez que usé velas, por romántica, ya sabes. Casi incendio la cortina. ¡Menudo susto! Así que nada de velas, lección aprendida.

Si hace frío, pues nada, a ponerse como una cebolla. Mantas, sudadera, calcetines gordos… Parecemos esquimales, pero bueno, ¿qué remedio? Lo peor es cuando el corte dura horas y horas. Una vez, estuvimos casi un día entero sin luz. ¡Un infierno! Tuvimos que tirar un montón de comida de la nevera. Dicen que las compañías eléctricas tienen protocolos y no sé qué, pero a veces, ¿para qué nos vamos a engañar? Se les va la mano.

En fin, paciencia. Respirar hondo y esperar. ¿Quizás leer un libro? O, mejor aún, ¿dormir una siesta a la luz de las velas… no, mejor no! Mejor un libro. Ojalá vuelva pronto la luz… ¡Crucemos los dedos!