¿Qué hacer en luna menguante con las plantas?
La luna, ese astro silencioso que rige las mareas, ejerce una influencia sutil pero poderosa sobre la vida en la Tierra, incluyendo nuestras queridas plantas. Observar sus ciclos nos permite trabajar en armonía con la naturaleza, optimizando el cuidado de nuestro jardín y obteniendo mejores resultados. La fase menguante, ese periodo en el que la luminosidad lunar disminuye progresivamente hasta desaparecer, es un momento de introspección, de repliegue, y en el reino vegetal, de concentración de energía hacia las raíces. Aprovechar esta fase lunar para realizar ciertas tareas de jardinería puede marcar la diferencia entre un jardín próspero y uno que lucha por sobrevivir.
Durante la luna menguante, la savia desciende, concentrándose en la parte subterránea de las plantas. Esto la convierte en la época ideal para realizar podas, ya sean de mantenimiento, para dar forma o para eliminar ramas enfermas o dañadas. Al haber menos savia circulando por las ramas, la planta sufrirá menos estrés y se recuperará más rápidamente. Los cortes serán más limpios, reduciendo el riesgo de infecciones y enfermedades. Es el momento perfecto para podar árboles frutales, rosales, arbustos y plantas trepadoras.
Además de las podas, la luna menguante es propicia para la eliminación de hojas secas, marchitas o enfermas. Estas hojas, además de ser antiestéticas, pueden albergar plagas y enfermedades que podrían propagarse al resto de la planta. Retirarlas durante esta fase lunar contribuirá a la salud general del jardín y prevendrá futuros problemas. Asimismo, es un buen momento para controlar las plagas, ya que la savia descendente dificulta su propagación. Los tratamientos con insecticidas naturales o ecológicos serán más efectivos durante este periodo.
El trasplante de plantas resistentes también se ve favorecido por la luna menguante. Al concentrarse la energía en las raíces, las plantas trasplantadas en esta fase se adaptarán mejor a su nueva ubicación y desarrollarán un sistema radicular más fuerte y vigoroso. Sin embargo, es importante destacar que no todas las plantas se benefician del trasplante en luna menguante. Se recomienda hacerlo con especies resistentes y evitar las más delicadas o sensibles.
Por otro lado, la luna menguante no es un buen momento para la siembra. El crecimiento durante esta fase es más lento, y las semillas pueden tardar más en germinar o incluso no hacerlo. Es mejor reservar la siembra para la luna creciente o llena, cuando la energía ascendente favorece el desarrollo de la parte aérea de las plantas.
La luna menguante también es un periodo ideal para dedicar tiempo al mantenimiento y organización de nuestras herramientas de jardinería. Podemos aprovechar para limpiarlas, afilarlas, repararlas y guardarlas adecuadamente, preparándonos para el siguiente ciclo lunar. Este gesto, a menudo pasado por alto, no solo prolongará la vida útil de nuestras herramientas, sino que también contribuirá a un trabajo más eficiente y placentero en el jardín.
En resumen, la luna menguante es un tiempo de descanso y regeneración para las plantas, un momento para concentrarse en el cuidado de las raíces y preparar el terreno para el próximo ciclo de crecimiento. Aprovechar esta fase lunar para realizar las tareas adecuadas nos permitirá trabajar en sintonía con los ritmos naturales, optimizando el desarrollo de nuestro jardín y disfrutando de la belleza y la abundancia que la naturaleza nos ofrece.
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