¿Cuándo se acaba la angustia por separación?

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La angustia por separación, natural en el desarrollo infantil, aparece como un mecanismo innato de supervivencia. Aunque su duración es variable, generalmente disminuye significativamente alrededor de los dos años, permitiendo al niño una mayor autonomía.
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¿Cuándo se acaba la angustia por separación? Un viaje hacia la autonomía

La angustia por separación, esa oleada de lágrimas y desesperación que surge al despedirse de mamá o papá, es una etapa natural en el desarrollo infantil. Es un mecanismo innato de supervivencia que asegura la protección y el cuidado del pequeño. Aunque puede resultar abrumador para los padres, comprender su naturaleza y evolución es crucial para acompañar al niño en este proceso.

Aparece alrededor de los 6 u 8 meses de edad, cuando el bebé empieza a reconocer a sus figuras de apego como fuentes de seguridad y amor. Es en este momento que la separación de ellos se experimenta como una amenaza, generando miedo, ansiedad y angustia.

La duración de esta fase es variable, influenciada por factores como la personalidad del niño, la calidad del apego con sus padres y la forma en que se enfrenta a las separaciones. Sin embargo, alrededor de los dos años de edad, la angustia por separación suele disminuir significativamente. Esto se debe a que el niño empieza a desarrollar una mayor comprensión de la permanencia de los objetos y personas, así como a desarrollar habilidades sociales y de comunicación que le permiten afrontar la separación de forma más independiente.

¿Cómo podemos ayudar al niño a superar esta etapa?

  • Crear un ambiente de seguridad y confianza: El niño necesita saber que sus padres estarán allí cuando regrese, y que su ausencia no es un signo de abandono.
  • Establecer rutinas claras y predecibles: Una rutina de despedida constante y clara le permite al niño anticipar la separación y procesarla con mayor tranquilidad.
  • Despedidas cortas y positivas: Evita despedidas largas y dramáticas. Un “adiós, te quiero mucho, vuelvo pronto” es mucho más efectivo que un adiós prolongado lleno de lágrimas.
  • Fomentar la independencia: Permitir al niño explorar su entorno de forma segura, le permite desarrollar autonomía y confianza en sí mismo.
  • Evitar el “síndrome del bebé pegado”: Aunque la angustia por separación es normal, demasiada dependencia puede retrasar su proceso de independencia.

Recuerda que cada niño es diferente. La angustia por separación es una fase natural que requiere paciencia, comprensión y amor. Acompañar al niño en este proceso con seguridad y cariño lo ayudará a construir un vínculo saludable y fortalecer su confianza para afrontar futuros desafíos.