¿Cuánto dura la etapa de peleas en una relación?

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Las señales de crisis en pareja son diversas y dependen de cada relación. No existe un tiempo definido para su aparición ni duración; aunque se menciona con frecuencia una posible crisis alrededor de los tres años, su impacto y frecuencia varían significativamente.
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La Tormenta en la Pareja: ¿Cuánto Dura la “Etapa de Peleas”? Un Mito Desmentido

La idea romántica del amor eterno, sin conflictos ni disputas, es precisamente eso: romántica, un ideal alejado de la realidad de la mayoría de las relaciones. Es común escuchar hablar de una “etapa de peleas”, a menudo asociada a un plazo de tiempo específico, como los tres años de relación. Sin embargo, esta noción simplifica excesivamente una realidad mucho más compleja y matizada. No existe un cronómetro que marque el inicio o fin de una “etapa de peleas” en una relación, pues la dinámica de las crisis de pareja es mucho más fluida y dependiente de factores individuales y contextuales.

Si bien es cierto que alrededor de los tres años se menciona con frecuencia una posible crisis, esto no debe interpretarse como una regla inamovible. Algunas parejas atraviesan momentos de tensión y conflicto mucho antes, mientras que otras pueden disfrutar de una armonía aparentemente inquebrantable durante un periodo considerablemente más largo. La aparición y duración de estas “etapas de peleas” no se rigen por un calendario preestablecido.

¿Por qué entonces se habla tanto de una crisis a los tres años? Posiblemente se deba a una confluencia de factores que se pueden presentar en este punto de la relación: la consolidación del proyecto de vida en común, la posible llegada de hijos o la presión social relacionada con el “establecimiento” de la pareja. Estos eventos pueden poner a prueba la resistencia de la relación y generar fricción, pero no son necesariamente la causa única ni la principal de conflictos.

Lo fundamental a comprender es que las señales de crisis son tan diversas como las propias parejas. Pueden manifestarse como:

  • Cambios en la comunicación: Disminución del diálogo, mayor frecuencia de discusiones agresivas, dificultad para resolver conflictos de manera constructiva.
  • Distancia emocional: Pérdida de la intimidad física y emocional, sensación de soledad a pesar de convivir.
  • Críticas constantes y desvalorización: Ataques personales, falta de respeto y consideración hacia los sentimientos del otro.
  • Falta de tiempo de calidad: Priorizar otras actividades por encima de la relación, descuido en la atención mutua.
  • Celos excesivos o inseguridades: Desconfianza injustificada que mina la confianza en la pareja.

Es crucial destacar que la intensidad y la frecuencia de estas señales no determinan la duración de un “periodo de peleas”. Lo importante reside en la capacidad de la pareja para identificar estos signos, abordar los problemas de manera constructiva y trabajar en la relación. Una terapia de pareja puede ser una herramienta invaluable en este proceso, facilitando la comunicación y ayudando a encontrar soluciones.

En conclusión, la idea de una “etapa de peleas” con una duración definida es un mito. Las crisis en una relación son procesos dinámicos que varían en intensidad, frecuencia y duración. La clave no radica en la medición del tiempo, sino en la habilidad de la pareja para enfrentar los desafíos, comunicarse eficazmente y trabajar juntos para fortalecer su vínculo. Buscar ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino una muestra de compromiso con la relación y el bienestar de ambos miembros de la pareja.