¿Qué significa cuando te escriben un punto?

¿Qué significa ese punto, eh? Me deja helada, de verdad. Un simple punto al final de una conversación… ¡como un puñetazo en el estómago! No es una despedida amable, no, nada de eso. Es como una puerta que se cierra de golpe en tu cara, ¿sabes? Esa sensación de vacío, de que te han dejado colgando… uff.

Recuerdo una vez, hablando con un chico que me gustaba muchísimo, después de horas de mensajes, de repente… punto. Y ya. Silenzio. Me quedé ahí, con el móvil en la mano, pensando qué demonios había pasado. ¿Había dicho algo mal? ¿Se le habría caído el móvil al agua? Mil escenarios catastróficos me asaltaban la cabeza. Al final, nunca supe la razón. Quedó ahí, sin explicación, en el vacío de ese punto. Y duele, eh, que te dejen así, sin más.

A veces, claro, lo entiendo. Si estás hasta el gorro de una conversación, si alguien te está agobiando… un punto puede ser una forma, un poco brusca quizás, de decir “basta”. Pero otras veces… es simplemente cruel. Es como si te descartaran así, como si no valiera la pena ni una simple palabra de despedida. Como un “adiós” sin adiós.

Y es que, ¿no hay una forma más amable de decir que ya no quieres hablar? Un “estoy ocupada ahora, hablamos luego” ¿Es tan difícil? No lo sé, a lo mejor soy demasiado sensible. Pero, vamos, un punto… me sigue pareciendo un poco… grosero. Hasta frío. Como esos 300.000 mensajes que dicen estudios que hay sin respuesta, y que a mí me producen el mismo escalofrío que un punto final inesperado. Muchos, ¿verdad? Me dan ganas de llorar solo de pensar en ello. Un punto. Un vacío. Una herida abierta.