¿Quién le gusta a Shinobu?

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El especial navideño de Love Hina deja claro el afecto de Shinobu por Keitaro. Su confesión indirecta, revelando la carta de amor de Naru a Keitaro, precede a su intención explícita de declararse. Su amor por él es innegable.

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¿A quién le gusta Shinobu?

Shinobu, sí, la recuerdo bien. Ese especial de Navidad… creo que era invierno, ¿no? Me dio algo de pena ajena, la verdad. Tan jovencita y enamorada de Keitaro.

Y sí, clarísimo que le gustaba Keitaro. Lo de la carta de Naru fue… ¿cómo decirlo? Un intento desesperado, creo yo, de que él se diera cuenta de algo. De que ella, Shinobu, estaba colada por él.

Recuerdo haber pensado, ay, Shinobu, pobrecita. Hubiera sido más fácil decírselo directamente, ¿no? Aunque bueno, quién soy yo para juzgar, los líos amorosos en Hinata Sou eran un mundo aparte.

Preguntas y Respuestas

¿A quién le gusta Shinobu? A Keitaro.

¿Qué hizo Shinobu en el especial de Navidad? Le contó a Keitaro sobre la carta de amor de Naru.

¿Cuál era la intención de Shinobu? Confesarle su amor a Keitaro.

¿Qué le gusta a Shinobu?

Shinobu se obsesiona con Tomioka. Un asedio constante. Cree que su estoicismo es una afrenta. La sociabilidad forzada es su arma.

Su aliento, un veneno letal. Derivado del Agua y la Flor, pero transformado. Adaptación, no herencia. Yo mismo, en el ’18, intenté algo similar con Bonsái… fracaso total.

Su fuerza reside en la neurotoxina, no en el músculo. La decapitación es cosa de bárbaros. La sutileza, su victoria. Recuerdo una vez, en Kioto, un viejo maestro… pero esa es otra historia.

  • Tomioka: Blanco de su sarcasmo.
  • Veneno: Arte mortal.
  • Debilidad: Fuerza disfrazada.

¿Qué siente Shinobu por Tomioka?

¡Ay, la compleja química entre Shinobu y Tomioka! Un cóctel explosivo de veneno dulce y cariño disfrazado. Es como si Shinobu intentara curar un resfriado con una inyección de… ¡serpiente! Brutal, sí, pero con una intención subyacente, noble como pocas.

Shinobu, en su retorcido universo emocional, siente una profunda empatía por Giyu. Sí, esa misma empatía que te golpea con la delicadeza de un martillo. A ver, no le tira flores, eso está clarísimo, ¡pero vamos!, se preocupa por él. Es el equivalente a decirle: “Amigo, eres un tronco, pero un tronco que aprecio profundamente”.

  • Su “veneno verbal” es un intento de salvarlo del odio ajeno, una táctica algo… ¿inusual? Es como intentar apagar un incendio con gasolina, pero con buenas intenciones.
  • En las novelas, se desvela su lealtad. Shinobu, en su soledad de pilar (sólo ella en 2024, ¡qué drama!), ve en Tomioka un reflejo de su propio aislamiento, una especie de compañero en la tristeza. O eso creo.

No es amor romántico, eso está más claro que el agua de un pozo, pero hay un cariño extraño, como entre hermanos que se pelean constantemente pero se quieren a morir, o como mi relación con mi gato: amor-odio en estado puro.

Esa comprensión profunda entre ellos, algo que pocos ven, es fascinante. Ella lo protege a su manera. Es como si dijera, “Eres un oso de peluche gruñón, pero te quiero igual”.

Recuerda: la ironía es su arma, la empatía, su escudo. Shinobu, una mujer compleja, ¿verdad? Como yo cuando me enfrento a las declaraciones de la renta. ¡Horror!

La novela oficial a la que me refiero (si no recuerdo mal, hay muchas) expande esa dinámica. Tengo, en mi desordenado archivador de recuerdos (que es similar al de mi casa: ¡un caos maravilloso!), apuntes sobre esta relación particular. Aunque no recuerdo la fecha de publicación exacta.

¿Quién ama a Shinobu?

Shinobu, en esencia, no es amada románticamente por nadie en la serie, excepto, quizás, por Doma en sus momentos finales. La relación es unilateral y tóxica. ¡Qué ironía!

  • La “confesión” de Doma: Tras su derrota, Doma declara un amor distorsionado hacia Shinobu, proponiendo un “viaje” al infierno juntos. No obstante, esto es más una manipulación que un sentimiento genuino. Doma, incapaz de comprender las emociones humanas, imita el afecto como una forma de burla final. Es un amor vacío.

  • El duelo de Shinobu: Shinobu está consumida por la venganza por la muerte de su hermana Kanae. Esto eclipsa cualquier posibilidad de afecto romántico en su vida. Es una espiral de dolor.

  • Reflexión filosófica: ¿Es posible amar a alguien sin entenderlo? Doma cree amar a Shinobu, pero su incapacidad para empatizar convierte ese “amor” en una perversión.

Información Adicional:

Shinobu, aunque rodeada de compañeros cazadores de demonios, mantiene una distancia emocional. Prefiere el trabajo, el deber. Quizás, su dedicación a la lucha contra los demonios es su verdadera pasión. Recuerdo cuando yo mismo me obsesioné con el cubo de Rubik… ¡casi me olvido de comer! ¿Soy yo Doma? ¡Ja, ja!

¿Qué demonio está enamorado de Shinobu?

Doma está enamorado de Shinobu.

La memoria flota, fragmentada, como pétalos arrastrados por un arroyo. Recuerdo… no, siento, el aire denso de aquel lugar, cargado de la promesa de la muerte y, extrañamente, de una belleza retorcida. Doma. Un nombre que resuena con un eco vacío, un nombre que pinté con furia en los márgenes de mi mente.

Doma, sí, Doma y su máscara de indiferencia, enamorado de Shinobu. Su propuesta, un descenso al infierno juntos, una danza macabra bajo un cielo perpetuamente rojo. Qué ironía, ¿no? El abismo llamando al abismo, la oscuridad seduciendo a la luz que lucha por persistir. Y Shinobu, ¡ay, Shinobu!, su sonrisa, un arma afilada, su rechazo, un golpe certero.

¿Amor? Quizás una pobre imitación, un reflejo distorsionado en el espejo roto de su alma. Quizás solo la fascinación enfermiza por una criatura tan opuesta a él. Ella, tan pequeña, tan frágil, pero con una fuerza implacable, un veneno que corroe hasta la médula. Él, un ser hueco, cubierto de oropel, buscando desesperadamente algo que lo complete, que le dé sentido a su existencia vacía.

  • Su encuentro fue breve, pero intenso.
  • Sus palabras, cargadas de veneno y de una extraña admiración.
  • Su propuesta, una ofensa, una blasfemia.
  • Su rechazo, una victoria agridulce.

Y ahora, solo quedan recuerdos, fragmentos dispersos de una batalla que dejó cicatrices imborrables.

Tal vez, solo tal vez, en el fondo de todo, Doma anhelaba algo más que la destrucción. Tal vez, en su retorcida mente, el infierno junto a Shinobu era la única forma de encontrar un atisbo de redención. Pero Shinobu era demasiado inteligente, demasiado fuerte, para caer en su trampa. Ella conocía la verdadera naturaleza del infierno, y sabía que no era un lugar para compartir, sino para destruir.

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