¿Cuál es la diferencia entre Scrum y Kanban?

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Scrum y Kanban son metodologías ágiles, pero difieren en su enfoque. Scrum es un marco de trabajo estructurado con roles, eventos y artefactos definidos, mientras que Kanban es un sistema de gestión de flujo de trabajo más flexible que se centra en la visualización del trabajo y la limitación del trabajo en progreso. La elección depende de las necesidades y cultura de cada equipo.
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Scrum vs. Kanban: Dos caras de la agilidad

En el dinámico mundo del desarrollo de software, la agilidad se ha convertido en un mantra. Dos de las metodologías ágiles más populares son Scrum y Kanban, ambas enfocadas en la entrega incremental de valor, pero con enfoques distintos que se adaptan a diferentes necesidades y culturas de equipo. Entender sus diferencias es crucial para elegir la mejor opción para tu proyecto.

Scrum, como un marco de trabajo estructurado, proporciona un “manual de instrucciones” con roles, eventos y artefactos predefinidos. Imaginemos un equipo de remo: cada miembro tiene un rol específico (remero, timonel), participan en eventos sincronizados (remadas, descansos) y utilizan herramientas específicas (remos, bote). El Product Owner define la dirección (el destino), el Scrum Master facilita el proceso (asegura la eficiencia de la remada) y el Development Team se encarga de la ejecución (rema para avanzar). Los Sprints, iteraciones de tiempo fijo (normalmente dos semanas), marcan el ritmo de trabajo, culminando en un incremento de producto potencialmente entregable. La planificación, las revisiones y las retrospectivas son eventos clave para mantener el rumbo y la mejora continua.

Kanban, por otro lado, se centra en la visualización del flujo de trabajo y la limitación del trabajo en progreso (WIP). Visualicemos un tablero con columnas que representan las diferentes etapas del desarrollo (por ejemplo, “Pendiente”, “En progreso”, “Terminado”). Las tareas, representadas por tarjetas, fluyen a través de estas columnas, permitiendo una transparencia radical del estado del proyecto. Limitando el WIP, Kanban evita la sobrecarga y promueve la eficiencia, al igual que una autopista con un límite de velocidad que evita embotones y permite un flujo continuo. Kanban no prescribe roles ni eventos fijos, ofreciendo una flexibilidad que se adapta a la naturaleza cambiante del trabajo. La mejora continua se logra mediante la identificación y eliminación de cuellos de botella en el flujo.

La elección entre Scrum y Kanban depende del contexto. Scrum, con su estructura y ritmo predecible, es ideal para equipos que necesitan una mayor organización y control, especialmente en proyectos complejos con requisitos cambiantes. Kanban, con su flexibilidad y enfoque en el flujo, se adapta mejor a equipos que buscan optimizar su proceso actual y responder rápidamente a las demandas cambiantes, como en entornos de mantenimiento o soporte.

En algunos casos, incluso es posible combinar elementos de ambos. Por ejemplo, un equipo puede adoptar la estructura de los Sprints de Scrum, pero gestionar el flujo de trabajo dentro del Sprint utilizando los principios de Kanban. Esta hibridación permite aprovechar las fortalezas de ambas metodologías y adaptarlas a las necesidades específicas del equipo.

En definitiva, tanto Scrum como Kanban son herramientas poderosas para la gestión ágil de proyectos. La clave está en comprender sus diferencias y elegir la que mejor se adapte a la cultura, la complejidad del proyecto y los objetivos del equipo. No se trata de cuál es “mejor”, sino de cuál es la más adecuada para tu contexto.