¿Cómo utilizar la sal marina en la cara?

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¡Ay, la sal marina en la cara! A mí me encanta la idea, suena súper natural y refrescante. Mezclarla con aceite de coco, ¡mmm, qué rico huele! Pero ojo, hay que ser suave, ¿eh? No es para restregar como si estuvieras lavando un sartén. Movimiento circulares, delicados, como acariciando tu piel. El resultado, si lo haces con cuidado, es una piel suavecita, luminosa… ¡una caricia para el alma! Pero si tienes la piel sensible, ¡prueba primero en una zona pequeña! No quiero sustos.

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¡Ay, la sal marina en la cara! A ver, ¿a quién no le tienta la idea de usar algo tan natural y… playero, digamos, para cuidar la piel? A mí me encanta. Pienso en la brisa marina, en las vacaciones… ¡Me entra el espíritu!

Y eso de mezclarla con aceite de coco… ¡Mmmm, qué rico huele! Recuerdo una vez que fui a la playa en invierno, y la sensación de la sal en la piel combinada con ese olor dulce del protector solar me hacía sentir como si estuviera en pleno verano. ¿Será por eso que me llama tanto la atención lo de la sal marina en la cara?

Pero ojo, eh, que aquí hay que ser suave. No es para restregar como si estuvieras lavando un sartén con grasa pegada. ¡Para nada! Piensa en movimientos circulares, delicados, como acariciando tu piel. Como si estuvieras masajeando suavemente una rosa, ¿sabes?

El resultado, si lo haces con cuidado, ¡es una piel suavecita, luminosa! ¡Una caricia para el alma, te lo juro! A mí me deja una sensación de limpieza profunda, como si respirara mejor la piel.

Pero… y aquí viene el “pero” gigante: ¡si tienes la piel sensible, por favor, prueba primero en una zona pequeña! No quiero que te lleves un susto. Una vez, una amiga probó una mascarilla “natural” que le recomendé (¡mea culpa!) y terminó con la cara roja como un tomate. Desde entonces, soy mucho más cautelosa. No quiero que mi entusiasmo te cause problemas. Así que ya sabes, ¡prueba primero y a disfrutar!