¿Qué es lo que más se envejece el rostro?

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El sol envejece el rostro prematuramente. La exposición prolongada a los rayos UV daña el colágeno y la elastina, provocando arrugas y manchas.

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Ay, Dios mío, ¿quién no se ha preguntado alguna vez qué es lo que nos deja la cara como un mapa de carreteras lleno de baches? ¿Verdad que sí? A mí, al menos, me obsesiona. Y después de años de batallar contra el espejo, creo que tengo una buena idea… ¡aunque a veces me da hasta rabia!

Lo que más te destroza la cara, amigos, es el sol. Sí, sí, ya sé, suena a tópico, a anuncio de crema antiarrugas de esas que prometen la eterna juventud. Pero es la pura verdad, una verdad que te quema la piel, igual que el sol. Recuerdo un verano en la playa, de jovencita, echada horas y horas bajo ese sol implacable, sin protección alguna… ¡qué tonta! Ahora veo las consecuencias, algunas arruguitas traicioneras cerca de los ojos, como si el sol me estuviera recordando ese verano de irresponsabilidad.

La exposición prolongada a esos rayos UV, esos malditos rayos, dañan el colágeno y la elastina. ¿Colágeno y elastina? Suena a algo de un laboratorio científico, ¿no? Pues no, es la base de una piel tersa y joven. Piénsalo: es como la estructura de una casa, si la deterioras, se cae a pedazos. ¡Y eso es lo que pasa con tu cara! El sol, lentamente, pero inexorablemente, va destrozando esa estructura, provocando arrugas y manchas… ¡y a mí que me gustan tanto las pecas! Bueno, algunas, las que parecen dibujadas por un artista, no estas manchas marrones que parecen haber sido pintadas con un pincel descuidado.

Había leído en alguna revista, no recuerdo cuál, que el 80% del envejecimiento prematuro se debe a la exposición solar. ¡El ochenta por ciento! Es una barbaridad, ¿verdad? Casi me da un infarto cuando lo leí. Desde entonces, me aplico protector solar religiosamente, aunque a veces, ya sabes, te despistas y… ¡zas! Una quemadura solar. Y luego te arrepientes, y te miras al espejo con la cara roja, y piensas: “Otra batalla perdida”.

Así que ya sabes, cuida tu piel como si fuera un tesoro, porque lo es. Protégete del sol, utiliza crema hidratante… ¡y que el espejo no sea tu peor enemigo! Al menos, intenta que no lo sea… porque, bueno, es un poco inevitable. ¡Pero lucharemos contra las arrugas hasta el final! ¡O al menos lo intentaremos!