¿Qué no se puede hacer recién tatuado?

0 ver

¡Uf, un tatuaje recién hecho es como un tesoro delicado! Me da una cosa tocarlo, ¡ni se me ocurriría! Rascarse ni hablar, aunque pique un poco, hay que aguantar. Obviamente, nada de gimnasio ni deportes que me hagan sudar a mares. Y el sol, ¡ni verlo! Me dolería en el alma que se estropeara mi obra de arte.

Comentarios 0 gustos

¡Ay, un tatuaje recién hecho! Es como… ¿cómo explicarlo? Como una herida preciosa, ¿no? Algo que quieres cuidar con locura. Me acuerdo de mi primer tatuaje, una pequeña golondrina en la muñeca. ¡Me moría de ganas de tocarla, de sentir el relieve de la tinta bajo la piel! Pero sabía que no podía. Es una sensación extraña, como tener un tesoro frágil y brillante. Picaba un poco, sí, lo reconozco. Pero rascarse… ¡ni pensarlo! Aguantar el picor es parte del proceso, como una prueba de fuego. ¿Te imaginas estropearlo justo al principio?

Nada de gimnasio, olvídate. Sudar a mares es lo peor que le puede pasar a un tatuaje recién hecho. Recuerdo una vez, después de hacerme el tatuaje de la rosa en el hombro… fui a una clase de spinning (¡lo sé, lo sé, error garrafal!). Y claro, sudé la gota gorda. Me arrepentí al instante. Luego, el sol… ¡el enemigo número uno! Hay que protegerlo a toda costa. Un amigo mío se fue a la playa justo después de tatuarse y… bueno, mejor no te cuento. Digamos que su tatuaje no quedó exactamente como esperaba. Casi le da algo, pobrecillo.

En fin, que un tatuaje nuevo requiere mimos y cuidados. Como un bebé, ¡casi! He leído por ahí que la piel tarda unas semanas en cicatrizar completamente… no sé la cifra exacta, pero vamos, que hay que tener paciencia. ¿Vale la pena? ¡Claro que sí! Es una pequeña obra de arte en tu propia piel. Y como toda obra de arte, merece ser tratada con respeto y cariño.