¿Qué pasa si me quitan un lunar y me vuelve a salir?

¿Qué pasa si me quitan un lunar y me vuelve a salir? Uf, la pregunta me da escalofríos, ¿verdad que sí? Recuerdo a mi abuela, que tenía un lunar enorme en la mano… y aunque le dijeron que no era peligroso, siempre estaba ahí, mirándolo, preocupada.

Si te lo quitan bien, de raíz, como dicen, no debería volver. Es como… bueno, imagínate arrancar una mala hierba, ¿no? Si dejas un cachito, ¡vuelve con más fuerza! Pero si lo hacen bien, a quirófano, como me hicieron a mí con ese lunar que tenía en la espalda, tan chiquitito pero que me daba una mala espina… ¡qué tranquilidad después! Ni rastro.

Lo de los lunares raspados en la cara… ay, eso me da un poco de yuyu. Me contaron una vez de una amiga de una amiga (¡sé que no es muy fiable la fuente, lo sé!) que le rasparon uno y volvió, más grande y… ¿os podéis imaginar? A mí, personalmente, me da un poco de repelús. Prefiero, y mucho, que me lo quiten de una vez por todas, aunque sea una pequeña operación. Que no me vuelva a salir, ¡por favor! Que ya he pasado suficiente susto con el de la espalda, creo que no quiero más sustos lunares en mi vida, ¡no!

Dicen que, si se quita completamente, el riesgo de que vuelva es mínimo, casi un 1%, o algo así me dijeron… algo bajísimo, vamos. ¡Pero qué susto! Uno se pone a pensar en lo peor, ¿verdad? Lo importante es que te lo quite un dermatólogo bueno, alguien de confianza… ahí reside la tranquilidad. Y bueno, si vuelve… pues… ya veremos qué se hace, supongo. Pero mientras tanto, ¡a intentar que no vuelva! ¡Crucemos los dedos!

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