¿Qué significan las bolitas en la areola?

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Las pequeñas protuberancias normales en la areola son los tubérculos de Montgomery, glándulas sebáceas que lubrican la zona. Un bulto anormal, inflamado y doloroso podría indicar un absceso subareolar, una infección poco común en glándulas bloqueadas, que afecta principalmente a mujeres jóvenes o de mediana edad que no amamantan.

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Esas pequeñas bolitas en la areola: ¿normales o motivo de preocupación?

La areola, la piel pigmentada que rodea el pezón, presenta una textura irregular con pequeñas protuberancias que pueden generar dudas e incluso preocupación. Comprender qué son estas bolitas es fundamental para diferenciar entre lo normal y lo que podría requerir atención médica.

En la mayoría de los casos, estas pequeñas protuberancias son glándulas sebáceas conocidas como tubérculos de Montgomery. Su función principal es lubricar y proteger la delicada piel de la areola y el pezón, especialmente durante la lactancia. Secretan una sustancia oleosa que mantiene la zona hidratada y previene la sequedad y las grietas, además de poseer propiedades antibacterianas que protegen contra infecciones. El número de tubérculos de Montgomery varía de una mujer a otra y puede incluso cambiar a lo largo de la vida, siendo más prominentes durante el embarazo y la lactancia. Su presencia es completamente normal y no debe ser motivo de alarma.

Sin embargo, es importante estar atenta a cualquier cambio inusual en la areola. Si alguna de estas bolitas se inflama, se enrojece, se vuelve dolorosa o presenta secreción, podría tratarse de un absceso subareolar. Esta infección, aunque poco común, ocurre cuando una de las glándulas de Montgomery se obstruye y se infecta. Afecta principalmente a mujeres jóvenes o de mediana edad que no están amamantando, aunque también puede presentarse en mujeres lactantes.

Los síntomas de un absceso subareolar incluyen:

  • Un bulto doloroso y sensible al tacto debajo de la piel de la areola.
  • Enrojecimiento e inflamación de la zona.
  • Drenaje de pus.
  • Fiebre (en algunos casos).

Ante la presencia de estos síntomas, es fundamental consultar a un médico o ginecólogo lo antes posible. El tratamiento suele incluir antibióticos y, en algunos casos, drenaje del absceso. Retrasar el tratamiento puede llevar a complicaciones como la formación de una fístula, una conexión anormal entre la glándula infectada y la piel de la areola.

En resumen, si bien la mayoría de las bolitas en la areola son glándulas de Montgomery y son perfectamente normales, es crucial prestar atención a cualquier cambio que pueda indicar una infección. La autoexploración regular y la consulta con un profesional de la salud ante cualquier duda son fundamentales para mantener una buena salud mamaria.

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