¿Cómo saber si estoy viendo un satélite o una estrella?

¡Ay, esa pregunta me la he hecho yo un montón de veces! ¿Satélite o estrella? A ver, que levante la mano quien no haya mirado al cielo alguna noche estrellada y se haya preguntado lo mismo. Es que, ¿cómo saberlo?

Yo hago así: si veo algo que se mueve, pero no como un avión, ¿sabes? Sin las luces que parpadean y haciendo ruido, y va como a un ritmo constante, suave… ¡Bingo! Para mí, casi seguro que es un satélite. Y la verdad, me emociona un montón pensarlo. Imagínate, ¡tecnología humana ahí arriba, dando vueltas y vueltas!

Las estrellas, claro, se supone que están quietas. Digo “se supone” porque, a veces, con la contaminación lumínica y tal, parecen un poco más… “bailarinas”, ¿no? Pero generalmente, si no se mueven, son estrellas.

Y luego están las estrellas fugaces, ¡ah! Esas son las reinas de la noche. ¿A quién no le ha pillado una desprevenido? Un rayo que cruza el cielo a toda velocidad. ¡Qué emoción! Recuerdo una vez, cuando era niña, que vi una tan brillante que juré que iba a pedir un deseo rapidísimo, pero se me olvidó de la emoción. ¡Qué rabia me dio!

En fin, que distinguir un satélite de una estrella a veces tiene su truco, pero es un juego que me encanta. Y cada vez que veo algo moviéndose allá arriba, pienso en todas las historias que puede haber detrás, toda la ciencia, toda la gente trabajando para que ese puntito de luz siga dando vueltas alrededor de nuestro planeta. ¿No te parece increíble?