¿Cómo se llama el cambio de dirección que experimenta la luz?

¿Cómo se llama ese “baile” que hace la luz cuando cambia de dirección? Refracción, le dicen. ¿No te parece una palabra elegante para algo tan… cotidiano? Yo me quedo embobada pensando en cómo algo invisible puede ser tan influenciable. O sea, ¡la luz cambia de velocidad según por donde pase! Es como si corriera más rápido en el aire y se cansara al entrar al agua… ¿o será al revés? Bueno, el caso es que esa diferencia de velocidad es la que “dobla” la luz.

Recuerdo una vez, de niña, jugando en la piscina. Tenía un juguete, un tiburón de plástico, y al meterlo en el agua parecía… ¡roto! Como si la mitad del tiburón estuviera en un ángulo diferente. Me acuerdo que lo saqué rapidísimo, pensando que se había dañado. Luego mi papá, con mucha paciencia, me explicó que era la luz jugando a las travesuras, cambiando de dirección al pasar del aire al agua. ¡La refracción! Años después, en el colegio, nos hablaron de Snell y sus leyes… y yo pensando en mi tiburón de plástico. ¿Quién diría que un juguete roto me enseñaría física sin yo saberlo?

A veces, cuando veo un lápiz en un vaso de agua, o la pajita de mi refresco aparentemente partida, me vuelvo a sentir como esa niña fascinada. Es que… no sé, ¿no les parece magia pura? He leído por ahí, no recuerdo dónde exactamente, que el índice de refracción del agua es aproximadamente 1.33… algo así. No me pregunten qué significa exactamente, ¡pero suena importante! La cuestión es que esos números, por muy científicos que sean, no le hacen justicia a la belleza del fenómeno. Es como intentar explicar un arcoíris con fórmulas matemáticas: se pierde la poesía, ¿no creen?