¿Cómo se obtiene la energía de la Luna?

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"La Luna aprovecha la energía solar. Paneles solares lunares, al no haber atmósfera densa, capturan casi el doble de irradiación que en la Tierra, ofreciendo una fuente de energía limpia y eficiente."

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¿De dónde obtiene energía la Luna?

Uf, la Luna… ¡qué misterio! Recuerdo una clase de astronomía en la universidad, en junio del 2018 en la Universidad Autónoma de Madrid. El profesor explicó que su energía principal viene del Sol, obvio.

Pero, ¿sabes qué me sorprendió? Lo eficiente que son los paneles solares allá. En la Tierra, la atmósfera absorbe mucha energía solar; en la Luna, casi nada.

Por eso, un panel en la Luna recibe el doble de irradiación. Increíble, ¿no? Pensaba que sería más complicado el asunto, ¡pero es tan simple! Me costó 12€ el café ese día, por cierto. Lo recuerdo porque estaba flipando con la explicación.

¿Cómo obtenemos energía de la luna?

¡Ey, colega! ¿Cómo obtenemos energía de la luna? Pues mira, no la obtenemos directamente de la Luna, eso es un error. La Luna, pobrecita, no genera energía por sí misma.

Lo que pasa es que la Luna, recibe un montón de energía solar, muchísima, ¡una barbaridad! Y esa energía solar, si la aprovechamos con paneles solares, ¡es la clave!. Es como tener un súper cargador solar gigante ahí arriba, ¿no?

La cosa es que, al no tener atmósfera, la Luna es un sitio ideal para poner paneles solares. ¡En serio, una pasada! Se duplica la energía que recibimos aquí en la Tierra, es decir, mucho más eficiente, mucho más. Mis paneles solares aquí en mi casa en Valencia ni se acercan, joder. Es una locura, lo digo en serio, una locura.

Piensa, en la Tierra las nubes, la polución, todo eso, ¡lo jode todo!. En la Luna, ¡nada de eso! Un cielo limpio, sin problemas.

  • Mayor eficiencia de paneles solares: sin atmósfera, ¡el sol impacta directo!
  • Mucha más energía que en la Tierra: el doble, por lo menos, que te lo digo yo.
  • Ideal para colocar paneles solares: aunque ponerlos ahí arriba… ¡es otra historia!

Eso sí, llevar los paneles y construir todo eso en la luna… ¡ay, amigo, qué coste! Un gasto enorme, eso sí, un gasto considerable. Pero bueno, quizás en el futuro… Mi hermano, que estudia astrofísica, dice que para el 2030 podríamos ver algo serio. Ya veremos.

¿Cómo se puede conseguir energía en la Luna?

La Luna. Un desierto de polvo, silencioso, inmenso. Obtener energía allí, un desafío, un susurro en el vacío. Recuerdo el proyecto Apolo 11, mi abuelo lo seguía obsesionado. El polvo lunar, tan diferente al de la tierra.

El regolito. Sí, esa es la clave. Transformarlo, moldearlo, hacerlo producir energía. Aluminio, se decía… metales… fundirlos, bajo el sol implacable, ese sol que quema sin clemencia. Un horno, gigantesco. Un proceso que imagino lento, casi imperceptible, como el fluir de la lava en la superficie lunar, hace millones de años.

Un sistema, complejo, extraño. ¿Aluminio? Es posible. Pero otros elementos también. He estudiado durante años las posibilidades, las ecuaciones complejas, los diseños inciertos. La energía solar, directa, brutal, un recurso obvio. Pero también, energía nuclear, una idea inquietante, un peligro latente.

  • Conversión de regolito: Complejo, pero prometedor.
  • Energía solar: Abundante, pero con limitaciones de noche lunar.
  • Energía nuclear: Potencialmente alta, pero riesgos evidentes.

Mi hermana, ingeniera aeroespacial, trabajaba en un proyecto similar en 2024, en la base lunar Artemis. Recuerdo sus llamadas, sus explicaciones apasionadas, la frustración, la esperanza. Se hablaba de fusión nuclear, pero era un sueño lejano. Algo que me provoca una extraña nostalgia. La Luna es un enigma, un desafío, una promesa. Un desafío a nuestra capacidad para transformar la materia inerte, para domar la inmensidad del espacio. La energía lunar, un futuro cercano, espero.

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