¿Cuáles son las desventajas del telescopio?

Buf, telescopios… ¿quién no ha soñado con tener uno? Yo de pequeña me pasaba horas mirando las estrellas, imaginando mundos lejanos. Pedí uno para mi cumpleaños, ¡y me regalaron uno! No era de los grandes, claro, pero para mí era una ventana al universo. Y sí, aunque era mágico, también descubrí que no todo es perfecto. ¿Desventajas? Pues sí, las hay.

Lo de las “aberraciones en la imagen”, suena muy técnico, ¿verdad? Pues básicamente significa que la imagen no siempre es nítida. Depende mucho del tipo de telescopio, y de la apertura, que es como… ¿el diámetro del “ojo” del telescopio? Cuanto más grande, más luz capta, pero también pueden aparecer estas distorsiones. Recuerdo una vez intentando ver Júpiter… ¡y parecía una mancha borrosa con colores raros! Frustrante, la verdad.

Luego está el tema del contraste. Mi telescopio era reflector, de esos con espejos, y leí por ahí —no sé dónde, en alguna revista, supongo— que los refractores, que usan lentes, suelen tener mejor contraste. Algo de la obstrucción del espejo secundario, creo que era… Total, que a veces los objetos celestes se veían como… apagados, ¿sabes? Como si les faltara brillo.

Y no me quiero olvidar de las corrientes de aire. Si el tubo del telescopio está abierto —como el mío lo estaba— cualquier brisa puede afectar la imagen. ¡Parecía que las estrellas bailaban! Una vez, en una noche que parecía perfecta, con un cielo despejado increíble, intenté observar la Luna… y era imposible. ¡Una rabia! Como si un fantasma estuviera soplando dentro del tubo.

En fin, que un telescopio tiene sus cosas. No es tan sencillo como apuntar y ver maravillas. Hay que tener paciencia, aprender a usarlo, y aceptar que no siempre se ve todo perfecto. Pero aun así… esas noches en las que sí consigues una imagen nítida, en las que ves los anillos de Saturno o los cráteres de la Luna… ¡eso no tiene precio! ¿Verdad?