¿Dónde están las Voyager 1 y 2 de 2024?

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Voyager 1 se encuentra a aproximadamente 23.300 millones de kilómetros del Sol, en el espacio interestelar. Voyager 2, ligeramente más cerca, está a unos 19.900 millones de kilómetros, también en el espacio interestelar, pero en una trayectoria diferente. Ambas continúan enviando datos aunque con señales cada vez más débiles.
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Las Voyager: Pioneras silenciosas en la inmensidad del cosmos

Las sondas Voyager 1 y 2, dos de los artefactos humanos más alejados de nuestro planeta, continúan su silencioso viaje a través del espacio interestelar, décadas después de su lanzamiento inicial. Estas naves espaciales, concebidas para un viaje relativamente corto y circunscrito al sistema solar externo, han superado con creces las expectativas, convirtiéndose en verdaderas embajadoras de la humanidad en la vastedad cósmica.

Actualmente, Voyager 1 ostenta el récord de ser el objeto fabricado por el hombre más distante de la Tierra. Se encuentra a una increíble distancia de aproximadamente 23.300 millones de kilómetros (más de 14.400 millones de millas) del Sol, ubicándose en el espacio interestelar, la región comprendida entre las estrellas. Su señal de radio tarda más de 21 horas en llegar a la Tierra, lo que ilustra la inmensidad del vacío que separa a la sonda de su hogar original.

Voyager 2, aunque ligeramente más cercana, también se encuentra inmersa en el espacio interestelar. Su posición actual la sitúa a unos 19.900 millones de kilómetros (aproximadamente 12.300 millones de millas) del Sol. A pesar de su menor distancia, su señal tarda también una cantidad considerable de tiempo, alrededor de 18.5 horas, en alcanzar las antenas receptoras de la NASA.

Es crucial destacar que, si bien ambas sondas se encuentran en el espacio interestelar, sus trayectorias son distintas. Voyager 1 se mueve hacia el norte de la eclíptica (el plano en el que orbitan los planetas alrededor del Sol), mientras que Voyager 2 se desplaza hacia el sur. Esta diferencia en sus trayectorias les permite explorar diferentes regiones del espacio interestelar, proporcionando datos valiosos sobre las condiciones físicas y la composición de estas regiones.

A pesar de su avanzada edad y la enorme distancia que las separa de la Tierra, las sondas Voyager continúan enviando datos valiosos a los científicos de la NASA. Aunque la potencia de sus transmisores disminuye gradualmente y la señal se debilita a medida que viaja a través del espacio, la información que envían sigue siendo de vital importancia para comprender mejor el espacio interestelar, el heliosheath (la región limítrofe entre el viento solar y el medio interestelar) y el impacto del Sol en el entorno cósmico circundante.

El combustible de las Voyager, principalmente plutonio, se agota lentamente, lo que eventualmente causará la pérdida de energía suficiente para mantener operativos sus instrumentos y transmisores. Se estima que, alrededor del año 2025, las sondas dejarán de transmitir datos a la Tierra, marcando el final de una era dorada en la exploración espacial.

Sin embargo, incluso después de que cesen las comunicaciones, las Voyager continuarán su viaje silencioso a través del espacio interestelar, portando consigo discos dorados con sonidos e imágenes de la Tierra, un mensaje para cualquier civilización extraterrestre que pueda encontrarlas en el futuro lejano. Se convertirán en embajadores silenciosos de la humanidad, navegando por la inmensidad del cosmos durante millones de años, un testimonio perdurable de nuestra curiosidad, ingenio y deseo de explorar lo desconocido. Su legado, sin duda, inspirará a futuras generaciones de exploradores espaciales a llegar aún más lejos y desentrañar los misterios del universo.

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