¿Por qué le llaman Mar Rojo?

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El Mar Rojo recibe su nombre de la cianobacteria *Trichodesmium erythraeum*. Sus floraciones estacionales, que cubren grandes extensiones con capas rojizas, dan un tono rojizo al agua, que persiste tras su muerte.
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El Misterio del Mar Rojo: No es sangre, sino cianobacterias

El Mar Rojo, una vía acuática emblemática que conecta el Océano Índico con el Mar Mediterráneo, despierta la curiosidad por su nombre evocador. A menudo, se asocian imágenes de mares teñidos de sangre, de batallas épicas o de eventos sobrenaturales. Sin embargo, la realidad detrás del nombre es mucho más fascinante y se encuentra en el diminuto mundo de las cianobacterias.

Contrario a la creencia popular, el color rojo del Mar Rojo no es una constante. No se trata de una pigmentación inherente al agua misma, ni de algún fenómeno geológico que la tiña permanentemente. En realidad, el nombre es una consecuencia directa de un fenómeno biológico cíclico: las floraciones masivas de la cianobacteria Trichodesmium erythraeum.

Esta microscópica alga, también conocida como “polvo de hadas” por su apariencia, florece estacionalmente en el Mar Rojo. Durante estas floraciones, que pueden cubrir áreas extensas, la T. erythraeum produce un pigmento rojizo que tiñe la superficie del agua, dándole esa característica tonalidad que le ha valido su nombre. Este pigmento, resultado de su metabolismo, persiste incluso después de la muerte de las cianobacterias, contribuyendo a la coloración rojiza del agua. No es un rojo intenso y uniforme, sino más bien un tono rojizo-marrón que se concentra en áreas específicas dependiendo de la concentración y distribución de la T. erythraeum.

La intensidad del color, por lo tanto, varía según la época del año y las condiciones ambientales. Factores como la temperatura del agua, la salinidad, la cantidad de nutrientes disponibles y la intensidad de la luz solar influyen directamente en el desarrollo de estas floraciones. En algunas épocas del año, el color del mar es prácticamente indistinguible de un azul profundo, mientras que en otras, el tono rojizo es notable, aunque raramente tan intenso como para sugerir la imagen de un mar de sangre.

Así pues, el nombre “Mar Rojo”, lejos de ser una referencia a acontecimientos históricos o mitológicos, es un testimonio de la dinámica biológica de este ecosistema. Un recordatorio de que incluso los nombres más sugestivos pueden tener una explicación científica simple, aunque profundamente fascinante, en sus orígenes. La Trichodesmium erythraeum, una pequeña alga, es la verdadera responsable de la tonalidad que ha dado nombre a este mar tan emblemático, añadiendo un toque de misterio científico a su belleza innegable.