¿Por qué no se produce la refracción a los 90 grados?

¿Por qué la luz no se desvía a los 90 grados? ¡Ay, qué misterio, verdad?! Recuerdo una vez, en clase de física, el profe explicaba esto con un montón de fórmulas y rayos, pero yo me quedaba… perdida. ¿De verdad era tan complicado?

Ahora, desde mi propia perspectiva, lo veo mucho más claro. Imagínate que tiras una piedrita plana al agua. Si la tiras de arriba hacia abajo, totalmente perpendicular, ¿ves cómo se hunde sin salpicar mucho? Es más o menos lo mismo, ¿no? La luz, al llegar así, de frente, a 90 grados, no tiene ninguna “razón” para cambiar de dirección. Se me ocurre pensar en eso como un tren que pasa por una vía recta… ¿para qué va a cambiar de dirección si la vía sigue igual?

Claro, cambia de velocidad al pasar de un medio a otro –eso sí que pasa, como cuando el tren pasa de una vía a otra, y la velocidad se ajusta. Pero la dirección… esa se mantiene intacta. Recuerdo una vez que intenté explicar esto a mi sobrino de ocho años, usando palitos de helado para representar los rayos de luz… ¡fue un caos, pero al final lo entendió! Me dio mucha satisfacción.

Es decir, no hay refracción porque no hay ninguna fuerza, ningún cambio de ángulo que obligue a la luz a desviarse. ¡Sigue su camino, como si nada! Simple, ¿no? Al menos así lo veo yo, después de darle muchas vueltas al asunto. A veces la física es más intuitiva de lo que parece, aunque a veces nos hagan creer lo contrario.