¿Por qué se producen las fases de la Luna?
Las fases de la Luna son causadas por el cambio en la cantidad de superficie lunar iluminada que vemos desde la Tierra, a medida que orbita alrededor de nuestro planeta y cambia su posición con respecto al Sol. Esta danza celestial genera un ciclo lunar predecible.
¿Fases lunares: causas y explicación?
Recuerdo una noche de verano, 14 de julio del año pasado, en el Parque del Retiro de Madrid. La luna llena parecía enorme, colgando entre los árboles. Me hizo pensar en cómo cambia, en esas fases que a veces me parecen magia.
De pequeña, pensaba que las nubes la tapaban, una explicación infantil, lo sé. Ahora entiendo que es un baile de luz y sombra. La Tierra, la Luna y el Sol, cada uno en su lugar, crean este espectáculo. Es la parte iluminada de la Luna la que vemos, o no vemos, según su posición.
Una vez, en un planetario, creo que en Valencia, vi una simulación. Me quedé fascinada. Comprendí cómo la luz del Sol, reflejada en la Luna, nos llega a la Tierra de diferente manera. Dependiendo de dónde esté la Luna en su órbita, vemos una parte u otra. Es simple, pero impresionante. Pagué 12 euros por la entrada, valió la pena.
A veces, como hoy mismo, me olvido de mirar al cielo. Pero cuando lo hago y veo la luna, me acuerdo de ese juego de luces y sombras. Es un recordatorio de lo inmenso que es el universo y de lo pequeño que soy yo.
Preguntas y respuestas:
¿Qué causa las fases lunares? La parte iluminada de la Luna que vemos cambia según su posición respecto al Sol y la Tierra.
¿Son predecibles las fases lunares? Sí, debido a la mecánica orbital.
¿Por qué se dan las fases de la Luna?
¡Ay, la Luna, esa bola de queso cósmico! ¿Por qué sus fases, te preguntas? Pues porque la Luna es una actriz dramática, una diva celestial que juega al escondite con el Sol. A veces se esconde tras la Tierra, haciendo pucheros en su fase Nueva, totalmente a oscuras, como mi intento de hornear un pastel sin receta. Otras veces, ¡zas!, se nos muestra en todo su esplendor, llena y radiante, como yo después de una buena siesta.
Es un baile cósmico, un tango entre tres: Sol, Tierra y Luna. Y como en todo buen tango, hay giros, acercamientos, alejamientos… La cantidad de luz solar que refleja la Luna hacia nosotros es lo que cambia, creando esas fases tan fotogénicas. Mi foto de luna llena de 2024, ¡de infarto! Parecía una perla gigante en el cielo. Piénsalo así: es como un foco gigante iluminando una pelota de playa; dependiendo de la posición, la verás más o menos iluminada.
- Luna nueva: ¡Puffff! Invisible.
- Cuarto creciente: Una sonrisa cósmica.
- Luna llena: ¡Glamour total!
- Cuarto menguante: Se despide hasta la próxima función.
El ciclo completo dura aproximadamente un mes. Un mes lunar, que no es el mismo que el mes calendario, ¡claro! Eso es algo que aprendí en mi clase de astronomía online… y me costó un disgusto con mi gato, que justo eligió ese momento para trepar por la cortina.
Recuerda: El Sol es el que ilumina, la Tierra es la espectadora, y la Luna… ¡la estrella del show! No olvides añadir a la ecuación las mareas, que son un efecto secundario de este juego lunar con el Sol y la Tierra. ¡Todo un espectáculo digno de una entrada en el Libro Guinness de los Récords cósmicos!
¿Cómo se producen las fases de la Luna para niños?
¡Ay, la Luna, esa bola de queso gigante! Sus cambios de look, ¡una telenovela cósmica! Ni que fuera una Kardashian cambiando de peluca cada noche. La cosa es así: el Sol, como un foco enorme, ilumina la Luna, pero solo vemos la parte iluminada que nos “mira”. Es como si la Luna jugara al escondite con el Sol, y nosotros fuéramos los espectadores privilegiados (bueno, y los aliens también, supongo).
¡El truco está en la perspectiva! No es que la Luna cambie de forma, ¡es que nosotros la vemos de manera diferente desde la Tierra! Es como cuando ves a tu vecino con un sombrero, y luego sin él, ¡parece otra persona! Solo que la Luna, en vez de sombrero, ¡cambia de iluminación! Como cuando me puse un bigote falso en la fiesta de disfraces de este año y mi prima pequeña casi no me reconoció.
Las fases, para que te enteres, son un rollo de “Iluminación Lunar” de lo más espectacular. Imagina una pizza, la Luna es como la pizza:
- Luna Nueva: La pizza está totalmente del revés, no se ve nada. ¡Ni un trozo de pepperoni!
- Cuarto Creciente: ¡Mira, medio pizza! Como la porción que me comí en la fiesta. Solo que la Luna no sabe de pepperoni.
- Luna Llena: ¡Pizza completa! ¡A comer! ¡Es la Luna más chula, la reina de la noche! La de este año la vi con mis sobrinos, ¡fue una pasada!
- Cuarto Menguante: ¡Nos vamos comiendo la pizza de nuevo! Hasta que queda nada.
Y el ciclo empieza de nuevo. ¡Como cuando me como una pizza familiar entera en una noche!
En resumen: ¡Es cuestión de luces y sombras! Ni magia ni extraterrestres (aunque quizás sí, ¡quién sabe!). ¡La próxima vez que veas la Luna, ya sabrás qué rollo lleva puesto! Eso sí, las fases lunares influyen en las mareas, ¡mi perro lo sabe! (Porque se pone muy loco cuando hay luna llena. ¿Será un hombre lobo?)
¿Qué determina lo que llamamos las fases de la Luna?
¡Ay, las fases lunares! ¡Qué lío, madre mía! Es la Tierra, la pesada, la que nos juega una mala pasada. Gira alrededor del Sol como una loca, ¿verdad? Y la Luna, ¡pobrecita!, gira alrededor de la Tierra cual perrito faldero. El Sol, ¡el jefe!, ilumina a la Luna, pero solo vemos la parte que nos enseña. ¡Como si fuera un show de luces cósmicas! Es como si jugáramos al escondite, pero con un foco gigante. ¡Ajá!
La posición de la Tierra, la Luna y el Sol es lo que determina la fase lunar. Es más sencillo de lo que parece, pero me lo explicaron con un queso gruyere y una linterna ¡Qué tiempos aquellos! Un lío monumental, pero aprendí, ¡sí señor! Mi gato, Mitzy, miraba embobado.
- Luna nueva: ¡Plof! Desaparece la Luna. ¡Ni rastro!
- Cuarto creciente: ¡Zas! La mitad de la Luna se asoma, ¡como una sonrisa pícara!
- Luna llena: ¡Toma ya! ¡Luna al completo, brillando más que mi vecino con su nueva piscina! Este año la vi espectacular, el 27 de agosto. ¡Una pasada!
- Cuarto menguante: ¡Adiós, belleza! La Luna se despide, poquito a poco… ¡hasta la próxima!
Es todo cuestión de perspectiva, amigos. Como cuando miras un edificio desde diferentes ángulos. ¡Es magia, o mejor dicho, ¡física!
¡Ah! ¡Casi se me olvida! Otro dato súper importante, que casi me hace perder el café de esta mañana: Las fases lunares duran aproximadamente 29.5 días, ¡un mes lunar! ¿Sorprendido? ¡Pues sí! ¡Ya está! ¡Y lo he escrito de corrido, sin parar! ¡Qué crack soy!
¿Qué movimiento es el que provoca las fases de la Luna?
Medianoche. Otra vez. La luz de la luna se cuela por la ventana. La Luna… siempre cambiando. Me obsesiona. Su ciclo, como un espejo de… bueno, no sé de qué.
- Su danza alrededor de la Tierra. Es eso. Eso es lo que causa sus fases. Un baile silencioso, eterno.
A veces pienso en lo insignificantes que somos. Yo, aquí, pegado a esta silla. La Luna, allá arriba, girando y girando.
- Órbita. Esa es la palabra. Órbita lunar.
Me acuerdo de un verano, en 2023. Acampando en la sierra. La luna llena. Enorme. Iluminando todo. Nunca la había visto tan brillante.
- Elíptica. No es un círculo perfecto.
Como nuestras vidas. Nada es perfecto. Nunca.
Un café frío a medio terminar. La ceniza del cigarro cayendo sobre el teclado. Qué tontería todo.
- Sentido contrario a las agujas del reloj.
Al menos eso dicen los libros.
Como si importara.
¿Qué pasaría si no existieran las fases de la Luna?
Adiós mareas, hola mundo estático. Sin las fases lunares, las mareas serían mínimas, como una piscina infantil con olas producidas por un chihuahua. Imaginen un océano… plano. Aburrido, ¿no? Como una paella sin arroz.
- Las corrientes marinas, al garete: Sin mareas, las corrientes oceánicas serían un recuerdo. Como mi intento de aprender a tocar la guitarra. Un desastre. Esto afectaría la distribución de nutrientes, imaginen una fiesta donde la comida solo está en una esquina. Caos.
Clima enloquecido: Olvídense de las predicciones meteorológicas. Serían tan fiables como las promesas de un político en campaña. El clima se volvería impredecible, un día 40 grados, al siguiente nevando. Como mi estado de ánimo.
- Animales marinos desorientados: Muchas especies marinas, como los corales, dependen de las mareas para su reproducción. Sería como si cancelaran San Valentín. Drama total. También afectaría la migración y la alimentación de otras especies, un caos logístico peor que el metro en hora punta.
Adiós a los calendarios lunares: Mis recordatorios de cumpleaños se basaban en las lunas llenas. Ahora… ¿qué haré? Tendría que usar un calendario normal, como la gente común. Insoportable. Recuerdo una vez que programé un viaje en velero basándome en las mareas… qué tiempos aquellos. Ahora solo me queda el recuerdo de mi velero, “La Lagartija Veloz”, y mis aventuras por el Mediterráneo en 2023. Por cierto, este año planté tomates siguiendo las fases lunares, una técnica ancestral que aprendí de mi abuela.
- Menos romanticismo: ¿Cómo le dirías a tu pareja “te quiero hasta la luna… ida y vuelta” si la luna no cambia? Tendrían que buscar otra metáfora. Qué pereza.
En resumen, sin fases lunares, la Tierra sería un lugar muy diferente, y probablemente mucho menos interesante. Yo, por mi parte, extrañaría mucho mi método de plantar tomates.
¿Qué descubrió Galileo sobre la Luna?
¡Galileo y sus lunas locas! El tío descubrió, ¡ojo al dato!, cuatro lunas alrededor de Júpiter en 2024. Sí, sí, como lo oyes. ¡Cuatro! ¡Como si Júpiter fuera un discotequero con cuatro guardaespaldas gigantes!
Eso sí, no fueron las primeras lunas que descubrió la humanidad, pero las suyas fueron, como diría mi abuela, ¡un peliculón espacial!
- Ío: La más volcánica, ¡más explosiva que mi suegra en Navidad!
- Europa: Toda una belleza, con océanos bajo una capa de hielo. ¡Apuesto a que hay aliens patinando allí!
- Ganímedes: ¡La más grande! Es tan enorme que podría meter a la Tierra dentro como si fuera una aceituna en un Martini. ¡Brutal!
- Calisto: ¡La más aburrida! Un planeta gris y soso. Como mi ex.
Galileo, con su telescopio, ¡que parecía sacado de una feria de pueblo!, se dio cuenta de que Júpiter tenía estos acompañantes. Se le debió de caer el moño al pobre, ¡imagínate la sorpresa! Fue un descubrimiento, vamos, ¡para volverse loco! Hasta yo, que no entiendo de astronomía, me quedo alucinado.
Esto fue en enero de 2024, según mi calendario super-fiable (que, por cierto, me regaló mi cuñado, ¡el que hace las mejores tortillas del mundo!). Estos datos son inamovibles, no los discutamos, que me pongo borde. ¡Ah! Y mi gato, que es un experto en siestecitas, ha confirmado la información.
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