¿Qué día empiezan a crecer los días?

0 ver

Tras el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, comienza el paulatino incremento de la duración del día. La luz solar diaria gana terreno imperceptiblemente al principio, anunciando la llegada de la primavera.

Comentarios 0 gustos

El Silencioso Regreso de la Luz: Cuándo los Días Comienzan a Crecer

El invierno, con su manto de frío y sus noches largas, puede sentirse eterno. Pero, en la danza cósmica que rige nuestro planeta, incluso la oscuridad tiene su límite. Tras el punto más álgido de la noche, la rueda comienza a girar en sentido contrario, trayendo consigo una promesa silenciosa: el regreso de la luz.

¿Cuándo, exactamente, empezamos a notar este cambio? La respuesta se encuentra marcada por un evento astronómico clave: el solsticio de invierno, que generalmente ocurre alrededor del 21 de diciembre. Este día, el hemisferio norte experimenta la noche más larga del año. Sin embargo, a partir de ese instante, la inercia de la oscuridad comienza a ceder.

Después del solsticio de invierno, la duración del día comienza a incrementarse de forma gradual. Al principio, este aumento es prácticamente imperceptible. Ganamos unos pocos segundos, quizás un minuto, que se escapan a la atención del ojo común. Es como el susurro del viento que anuncia una tormenta lejana, una señal sutil de que la naturaleza está cambiando su curso.

No esperemos un cambio drástico de la noche a la mañana. El proceso es lento, paciente. Cada día, el sol se eleva un poco más alto en el horizonte y permanece visible durante un poco más de tiempo. Esta lenta pero segura recuperación de la luz solar es un anticipo de la primavera, un presagio de los días cálidos, las flores que brotan y el renacimiento de la vida.

Esta gradual extensión de las horas de luz tiene un profundo impacto en nuestro estado de ánimo y nuestro bienestar. Aunque en pleno invierno quizás no lo notemos conscientemente, nuestro cuerpo reacciona a la sutil modificación en la duración del día. La melatonina, la hormona del sueño, se produce en menor cantidad, y comenzamos a sentir una ligera mejoría en nuestra energía y vitalidad.

Así, el solsticio de invierno no es solo el punto más oscuro del año, sino también el punto de inflexión que marca el comienzo del regreso de la luz. Un regreso silencioso, imperceptible al principio, pero que con el tiempo transforma el paisaje y llena nuestros corazones de la esperanza renovada que solo la primavera puede traer.