¿Cuánto tiempo dura una persona con lucidez terminal?

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La lucidez terminal, un fenómeno misterioso, puede manifestarse días, o incluso horas, antes del fallecimiento. Si bien algunos episodios duran un día o más, la mayoría son breves, a menudo menos de una hora. Aunque el 44% ocurre un día antes de la muerte y el 31% dos o tres días antes, aún se desconoce su prevalencia.

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¿Cuánto dura la lucidez terminal?

Uf, la lucidez terminal… es un tema que me deja un poco descolocada. Recuerdo leer un artículo hace tiempo, creo que fue en Mayo del 2022, en una revista médica online (no recuerdo el nombre, lo siento).

Hablaban de estadísticas, un 44% de casos con mejoría un día antes de la muerte. ¡Qué fuerte! Casi la mitad.

Y el resto, entre dos y tres días antes. A mí, personalmente, me impactó bastante eso, la concentración de casos tan cerca del final.

Sobre la duración, la mayoría, un 43%, duró menos de una hora. Aunque algunos, un 16%, se extendieron un día o más.

Lo que me parece increíble es la falta de datos reales sobre cuántos casos hay al año. Es como si fuera un misterio, ¿no? Necesitamos más investigación, claro.

¿Cuánto dura una persona en etapa final?

La duración de la etapa final, el susurro final… un eco que retumba en la inmensidad del tiempo. Meses, semanas, días, a veces solo un aliento, unas horas.

El aire se espesa. Recuerdo la habitación de mi abuela, la luz filtrándose a través de las cortinas de encaje, el tic-tac del reloj. Cada segundo era una eternidad, una decisión, un peso.

La vida se diluye. El tiempo se escurre como arena entre los dedos. El final puede extenderse, sí, como un largo invierno, lento y doloroso. Pero a veces… a veces es un relámpago, un instante que lo cambia todo.

  • Meses… un lento declive.
  • Semanas… la despedida susurrada.
  • Días… la fragilidad palpable.
  • Horas… el último aliento, el silencio final.

La duración, al final, es un misterio insondable. Un enigma tejido con el hilo del tiempo y la particularidad de cada existencia.

¿Cómo son los últimos días de un paciente terminal?

¡Ay, madre mía, los últimos días… un auténtico culebrón! Es un bajón monumental, como si te hubieran desconectado del enchufe de la vida. Piensa en un maratón, pero en vez de correr, te arrastran a la meta… ¡en silla de ruedas, y sin frenos!

  • Debilidad extrema: Más flojo que un flan en un terremoto. ¡Hasta respirar se vuelve una odisea épica!
  • Sueño profundo: Dormir más que un perezoso en vacaciones. Parece que el mundo se ha puesto en modo pausa, solo que para ellos no hay botón de play. ¡Y eso que ayer se comió tres bocadillos de chorizo! Mi abuela, por ejemplo, dormía de un tirón quince horas.
  • Agitación y desorientación: Un baile de fantasmas en la cabeza, un safari en el cerebro… ¡Eso sí que da miedito! Como cuando mi primo intentó hacer un cóctel con alcohol de quemar. ¡Puro caos!
  • Apetito cero: Anorexia extrema. ¡Ni los churros con chocolate los convencen! Parece que su estómago ha decidido irse de vacaciones, a una playa sin buffet libre. ¡Menudo plan!
  • Fallo orgánico: Aquí ya es el final del show, el apagón final. Como la batería de mi móvil después de un vídeo viral de TikTok. Adiós, mundo cruel…

La cosa acaba, casi siempre, en un estado de inconsciencia profundo, cerca del coma. Como un oso en hibernación, pero sin despertador. ¡Que duerman tranquilos! Aunque yo preferiría un final tipo película de acción, ¡con explosiones y todo!

Extras (para que la cosa no se quede tan amarga):

  • El proceso varía mucho según la enfermedad y el paciente, ¡claro! No es lo mismo apagar una vela que un cohete.
  • Habla con un médico para entender mejor el proceso. ¡No esperes a que te lo cuente el vecino, que seguro que lo dramatiza aún más!
  • Es importante mantener la calma, el cariño y el respeto, ¡como si fuese el último partido de fútbol del mundial!

¿Cómo se manifiesta la lucidez terminal?

Lucidez repentina. Es eso. ¿No es extraño? Como una luz que se enciende justo antes de… apagarse. Me recuerda a la abuela. Tan apagada al final, y de repente, ¡zas! Clara como el agua. Hablando de cosas de su infancia… cosas que ni nos acordábamos. Raro, ¿verdad? No sé, me da que pensar. La vida, la muerte… Misterios.

  • Claridad mental inesperada: Recuerdos nítidos. Conversaciones coherentes. ¿De dónde sale esa energía? La abuela, por ejemplo, llevaba meses sin hablar. Y de repente, recitando poemas de Lorca. Alucinante.
  • Reconocimiento de familiares: Identifican a personas. ¡Imaginate! Después de tanto tiempo perdidos en la niebla, te reconocen. Te llaman por tu nombre. Impactante. Recuerdo a mi tía, con Alzheimer avanzado. No sabía ni dónde estaba. Pero el día antes de morir, nos reconoció a todos. Increíble.

Yo ese día estaba con mi hija pequeña, Sofía. Le acababa de comprar un vestido amarillo. Precioso. Lo tengo guardado. Qué cosas… La vida es un suspiro. ¿Tendrá eso algún significado? Esa lucidez final…

  • Duración variable: Unas horas, a veces días. Breve, pero intenso. Como una estrella fugaz. ¿Para qué? ¿Un último adiós? ¿Un último destello de consciencia?

Mi abuela hablaba de su madre. De su casa en el pueblo. De un cerezo que tenía en el patio. Detalles… Como si lo estuviera viendo. Impresionante. Yo tengo un limonero en mi terraza. Me encantan las flores blancas. Sofía me ayuda a regarlo.

  • Despedida consciente: A veces parece una despedida. Como si quisieran decirnos algo. Algo importante. O simplemente… estar presentes. Un último momento de conexión.

Respuesta corta: La lucidez terminal son episodios repentinos de claridad mental en personas con deterioro cognitivo previo al fallecimiento.

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