¿Qué dirección señala una brújula?

¿Una brújula, hacia dónde apunta? Pues… al norte magnético. ¿Te lo habías preguntado alguna vez? Yo sí, de pequeña, me fascinaba. Imaginaba que esa aguja roja tenía algún tipo de conexión mágica con la Tierra, ¡como si supiera un secreto!

A partir de ese norte, ese punto misterioso, se despliega todo un mapa. El sur, opuesto, el este por donde sale el sol cada mañana (¿quién no ha sentido esa maravilla?) y el oeste, donde se esconde, pintando el cielo de colores imposibles. Recuerdo una vez, estábamos perdidos en un bosque, era un viaje familiar, y mi padre, con su vieja brújula en mano, nos guió de vuelta. Parecía un explorador, un Indiana Jones casero, ¿sabes? En ese momento, esa pequeña aguja temblorosa era nuestra salvación.

Con un mapa y una brújula, el mundo se abre. Puedes navegar, viajar, explorar… ¡perderte y encontrarte! Es como tener una llave secreta, un código para descifrar el planeta. No sé, quizás estoy exagerando, ¿pero no es fascinante? Pensar que algo tan pequeño puede ser tan útil…

Me contaron una vez que los navegantes antiguos, sin GPS ni satélites, se guiaban por las estrellas y por la brújula. ¡Increíble! A saber las historias que esas brújulas podrían contar… Dicen, bueno, leí por ahí, que el norte magnético no es exactamente el norte geográfico. Algo así como una diferencia de unos pocos grados. No me preguntes la explicación científica exacta porque no me la acuerdo, pero vamos, que no es lo mismo. Pero para orientarse, para encontrar el camino, es suficiente. Y a veces, eso es todo lo que necesitamos, ¿no? Un punto de referencia, una dirección, un norte.