¿Qué es la luz que se ve cerca de la Luna?

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La luz que se ve cerca de la Luna, a menudo en forma de anillos blancos o pálidos, se denomina halo. Estos fenómenos atmosféricos se forman por la refracción de la luz solar en cristales de hielo en la atmósfera.
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El Enigmático Halo Lunar: Un Arcoíris de Hielo en la Noche

La Luna, ese silencioso testigo de nuestras noches, a veces se adorna con un misterioso resplandor: un anillo blanco o pálido que la rodea, creando un espectáculo celestial fascinante. Este fenómeno, lejos de ser una anomalía extraterrestre, es un evento atmosférico perfectamente explicable, conocido como halo lunar. A diferencia de lo que su nombre podría sugerir, no se trata de un efecto de luz directa proveniente de la Luna, sino de un despliegue óptico generado por la interacción de la luz lunar con la atmósfera terrestre.

A diferencia de los arcoíris, que se forman por la refracción de la luz solar en gotas de agua, los halos lunares son el resultado de la refracción y, en ocasiones, la reflexión y difracción, de la luz lunar en cristales de hielo microscópicos suspendidos en la atmósfera superior, generalmente en nubes cirrostratos a altitudes elevadas. Estos cristales, con sus formas hexagonales, actúan como prismas, desviando la luz que los atraviesa.

La forma más común de halo lunar es un círculo de 22 grados de diámetro alrededor de la Luna. Este anillo, a menudo tenue y sutil, puede mostrar una gama de colores, aunque generalmente se observa como blanco o ligeramente coloreado, con tonos rojizos en su interior y azulados en el exterior. Su intensidad varía dependiendo de la cantidad y el tamaño de los cristales de hielo presentes en la atmósfera. Condiciones atmosféricas específicas, como la presencia de nubes cirrostratos delgadas y uniformes, son cruciales para la formación de un halo nítido y definido.

Más allá del halo de 22 grados, existen otras manifestaciones ópticas menos frecuentes asociadas a la refracción en cristales de hielo, como halos de 46 grados, arcos circunhorizontales (que rara vez son visibles con luz lunar) y pilares lunares, columnas verticales de luz que parecen extenderse hacia arriba y hacia abajo desde la Luna. Estas variantes añaden una complejidad fascinante a la simple observación del halo lunar.

Observar un halo lunar no solo es un deleite visual, sino también una indicación indirecta de las condiciones meteorológicas. La presencia de cristales de hielo en la atmósfera superior a menudo precede a la llegada de un frente cálido o un cambio significativo en el clima, convirtiendo al halo en un sutil presagio atmosférico. Así, la próxima vez que observe este anillo luminoso alrededor de la Luna, recuerde que está presenciando un fenómeno atmosférico complejo y bello, un silencioso testimonio de la interacción entre la luz, el hielo y nuestra atmósfera.

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