¿Quién descubrió la radiación solar?
En 1801, Johann Wilhelm Ritter identificó una forma invisible de radiación más allá del violeta, a la que hoy llamamos radiación ultravioleta (UV). Utilizó papel con cloruro de plata y notó que este se oscurecía al ser expuesto a estos rayos, confirmando su existencia y propiedades reactivas. Este hallazgo fue crucial para comprender el espectro electromagnético.
Más allá del violeta: Johann Ritter y el descubrimiento de la radiación ultravioleta
A menudo, los descubrimientos científicos más trascendentales se producen al explorar los límites de lo conocido, aventurándose en territorios inexplorados. Tal fue el caso de Johann Wilhelm Ritter, un físico y filósofo alemán de principios del siglo XIX, cuya curiosidad insaciable lo llevó a descubrir una forma de radiación invisible que se extendía más allá del espectro visible de la luz: la radiación ultravioleta.
En 1800, William Herschel había anunciado el descubrimiento de la radiación infrarroja, una forma de “luz invisible” más allá del rojo del espectro visible, mediante la medición del calor generado por diferentes colores de luz. Inspirado por este hallazgo, Ritter se preguntó si existiría una radiación similar en el otro extremo del espectro, más allá del violeta.
Su intuición resultó certera. En 1801, Ritter diseñó un ingenioso experimento utilizando cloruro de plata, una sustancia química conocida por oscurecerse al exponerse a la luz visible. Descompuso la luz solar con un prisma, proyectando el espectro de colores sobre un papel impregnado con cloruro de plata. Observó que, al igual que la luz visible oscurecía el papel, un efecto aún más pronunciado se producía en una zona más allá del violeta, en una región donde aparentemente no había luz.
Este oscurecimiento acelerado del cloruro de plata evidenció la presencia de una radiación invisible y altamente energética, a la que Ritter denominó inicialmente “rayos desoxidantes”, debido a algunos de los efectos químicos observados, aunque posteriormente el término “radiación ultravioleta” se impuso. Este descubrimiento no solo amplió nuestra comprensión del espectro electromagnético, sino que también sentó las bases para futuras investigaciones sobre la naturaleza de la luz y sus interacciones con la materia.
El trabajo de Ritter con la radiación ultravioleta trascendió la mera observación. Experimentó con sus efectos sobre diferentes sustancias y organismos, abriendo el camino para el estudio de los efectos biológicos de la radiación UV, desde su capacidad para esterilizar hasta su papel en la síntesis de vitamina D y, lamentablemente, su potencial dañino para la piel.
La historia del descubrimiento de la radiación ultravioleta por Johann Wilhelm Ritter es un testimonio de la importancia de la curiosidad científica y la persistencia en la búsqueda del conocimiento, incluso en terrenos aparentemente invisibles. Su legado perdura no solo en los libros de texto, sino también en las innumerables aplicaciones de la radiación UV en campos tan diversos como la medicina, la astronomía y la tecnología.
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