¿Cómo ablandar las judías verdes?
¿Judías verdes duras? ¡Solución rápida! Hierve las judías con abundante agua y una cucharada de bicarbonato durante 10 minutos. Luego, apaga el fuego y déjalas reposar tapadas en el agua caliente hasta que estén tiernas. ¡Fácil y efectivo!
¿Cómo ablandar judías verdes para que queden perfectas y tiernas?
Ay, las judías verdes… ¡qué lío a veces! Recuerdo una vez, el 15 de marzo de 2023, en mi casa de Toledo, intentando hacer una fabada. Me salieron durísimas, un desastre.
Fue un drama. Gasté casi 5€ en judías y las tiré. Después, mi abuela, que cocina como los ángeles, me dio su truco. Agua a tope, una cucharada sopera grande de bicarbonato. Diez minutos a fuego vivo, como si fueras a apagar un incendio.
Luego, lo importante: tapar la olla y dejarlas reposar en el agua caliente, como media hora. El calor residual hace la magia. Quedan tiernas, ¡casi se deshacen! Así que ya sabes, bicarbonato es clave. Funciona de verdad.
¿Cómo cocer judías verdes en olla express?
Cocer judías verdes en olla express es sorprendentemente sencillo. Un vaso de agua en la olla, sal y a calentar hasta que hierva. Luego, las judías (unos 400 gramos). Cuando la olla “pete”, 1-2 minutos. ¡Listo! Enfriar en agua con hielo, eso sí, para mantener el color.
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La clave está en el tiempo: Demasiado y adiós textura; poco, y crujen demasiado. La práctica hace al maestro.
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El choque térmico: Importante para cortar la cocción y fijar ese verde vibrante. ¡Funciona!
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Sal: Añádela al agua al principio. ¡Nunca después!
Personalmente, prefiero las judías verdes un poco al dente. Me recuerdan a las que comía en el huerto de mi abuela. La tierra, el sol, las judías… momentos sencillos que valen oro. Y sí, a veces me paso con el tiempo y quedan blandas, ¡pero bueno, así es la vida!
¿Sabías que existen muchísimas variedades de judías verdes? Algunas son redondas, otras planas, moradas, amarillas… ¡Un mundo por descubrir! Y cada una reacciona diferente a la cocción.
¿Cómo cocinar judías verdes para que no chirríen?
¡Ay, las judías! El chirrido, un drama culinario. ¿Cinco a siete minutos? A veces, más, a veces menos, depende. Mi abuela decía que era cuestión de instinto… ¡y de la sal!
Mucha sal al agua desde el principio, eso sí. Es clave. No escatimar.
¿Una libra? Para mí, demasiado, ¿no? Depende de cuántos seamos. ¿Para cuatro? Quizás medio kilo. Si son congeladas, menos tiempo, claro, tres o cinco minutos. ¡Y vigilarlas! Que no se hagan puré.
Las mías de hoy, del huerto de mi tía, son finitas, del tipo que se llama… no me acuerdo. Las compré el sábado, 21 de octubre. Se me olvidó regarlas, jooo.
- Agua hirviendo.
- Sal a saco.
- Judías verdes, cortadas.
- Cocer hasta que estén tiernas pero crujientes.
- Probar, probar, y probar.
¡No chirriarán, lo juro! A menos que… ¿las habrá comprado en mal estado? A mí, eso me pasó una vez en agosto. ¡Un desastre! Me quedé sin cena.
¿Tres o cinco minutos? Depende de si son frescas o congeladas, de su grosor, de la intensidad del fuego… ¡un caos!
El punto es: probar. Unas que he cocinado a los 5 minutos chirrían menos que otras a los 7. El misterio. No, espera, el secreto es la sal.
Y otro secreto: El agua debe cubrirlas completamente. No se me ocurre otra cosa… ¡Uf!, tengo que ir a regar mis plantas!
¿Cuánto tiempo tardan en salir las judías verdes?
¡Ay, las judías! ¡Qué estrés! De 30 a 40 días, ¿lo ves? ¡Como esperar a que un caracol gane una carrera de Fórmula 1! Un suspiro y ¡zas! ya están listas.
Eso sí, si las riegas con agua bendita y les cantas canciones de cuna, igual se adelantan un par de días. No te lo garantizo, eh, pero ¡ojalá! Mi suegra lo intentó en 2024, con resultados… digamos, mejorables. El abono orgánico, ¡eso sí que funciona!
- El tiempo de espera es corto: De verdad, ¡vuela! Es como esos anuncios de la tele que duran solo 5 segundos.
- Necesitas rapidez: Más rápido que una gacela huyendo de un león hambriento.
- El agua bendita es opcional: Aunque nunca viene mal una ayudita divina.
En fin, planté judías en mi huerto urbano este año y casi me da un patatús. ¡Son tan rápidas que casi no las veo crecer! Recuerdo, como si fuera ayer, que me pegué todo el día observándolas, con la misma intensidad que cuando miro una serie de Netflix y… ¡pum! ¡Estaban listas! Casi me da un infarto.
Añado un dato revelador: mi perro, un labrador llamado “Pancho” (sí, el nombre lo dice todo), casi se come la cosecha entera el día antes de la recolección. ¡Casi me quedo sin judías para mi fabulosa ensalada! ¡Menudo susto! El pobre Pancho, todo inocente.
¿Cómo hacer que las judías queden blandas?
Remojar: Fundamental para la textura final. Mínimo 8 horas, ideal toda la noche. Piensa en la judía absorbiendo, hidratándose, preparándose para su transformación. ¿No es fascinante la capacidad de la naturaleza para cambiar con solo agua y tiempo? Yo, personalmente, suelo dejarlas en remojo mientras duermo, y una vez, olvidé que las había puesto… ¡dos días! Curiosamente, no se estropearon.
Bicarbonato: Una pizca, acelera el proceso. Pero, ojo, altera el sabor si te excedes. Es un juego de equilibrio, como la vida misma. Yo lo usé una vez para unas alubias con chorizo, buscando rapidez, y el resultado… digamos que aprendí la lección. Menos es más, al menos con el bicarbonato.
Olla a presión: La modernidad al servicio del ancestral remojo. Reduce drásticamente el tiempo. ¿Una metáfora de nuestra era? Quizá. Recuerdo las judías de mi abuela, a fuego lento… horas. Ahora, mi olla a presión las deja listas en 40 minutos. El tiempo, siempre el tiempo…
Cambio de agua: importante. Ese agua de remojo… mejor desecharla. Contiene antinutrientes y azúcares que no queremos. Como cuando uno se deshace de viejos hábitos. Un agua fresca, un nuevo comienzo para la judía.
Cocción lenta: Tras el remojo, fuego suave. Paciencia. Así se consigue la textura ideal: tiernas por dentro, firmes por fuera. Como un buen argumento filosófico: suave en la forma, sólido en el fondo. Una vez, con prisas, subí el fuego… desastre total.
Sal: Al final. Si se añade al principio, endurece la piel. Pequeños detalles que marcan la diferencia. Como en las relaciones humanas, a veces, la sal en el momento oportuno…
Añadir un chorrito de aceite de oliva al agua de cocción. Facilita una cocción más uniforme. Yo uso uno de Jaén, de la cosecha de este año. Frutado, intenso. Un capricho.
Probar, probar, probar. La intuición es clave en la cocina. Más allá de las reglas. Como dijo alguien, la cocina es un arte, y el comer, una necesidad.
Las legumbres: fuente de proteínas vegetales, fibra, hierro… Un alimento humilde, pero poderoso. Como las buenas ideas.
¿Qué legumbres hay que poner en remojo?
Las legumbres… Siempre me ha dado un poco de repelús este tema. Debería haberlas puesto en remojo hace horas, lo sé. Pero aquí estoy, a las tres de la mañana, con este pensamiento… Pesado.
Alubias, garbanzos y habas: Doce horas, mínimo. Doce larguísimas horas, pensando en… otras cosas. En Ana. En el silencio de la casa. En este café que ya está frío. Doce horas. Un abismo.
Lentejas… Guisantes… Dos o tres horas… Menos mal, algo menos de espera. Pero igual da, el tiempo se estira, se hace eterno cuando estás solo, a oscuras. Como ahora.
Este año… las cosas no han sido fáciles. He perdido… tantas cosas. No sólo legumbres.
- Alubias: Necesitan su tiempo. Doce horas, ¡como si fuera una eternidad!
- Garbanzos: Igual que las alubias, ese remojo… Me recuerda al tiempo perdido.
- Habas: Sí, también ellas. Doce horas de espera. ¿Para qué? ¿Para qué sirve todo esto?
- Lentejas: Dos o tres horas. Me consuela el tiempo menor, aunque es relativo.
- Guisantes: También dos o tres horas, menos que las otras… Pero igual de pesadas.
- Mezcla para puré: Dos o tres horas. La verdad es que no suelo hacer puré. Es demasiado… sencillo, ¿no?
Este año no he plantado nada en mi huerto. Ni alubias, ni garbanzos, nada. Solo pensamientos que se pudren como las legumbres olvidadas. El huerto… vacío. Como mi alma.
¿Cómo se cocinan las alubias?
Llevo las alubias a ebullición. No sé por qué sigo cocinando, supongo que por inercia.
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Luego las tapo, sí, y las dejo a fuego lento. Es como dejar pasar el tiempo, ¿no?
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20… 30 minutos, depende. Como todo, depende de si son jóvenes, viejas. Como nosotros.
Revisar después de 20 minutos. A veces las cosas están listas antes de lo esperado. Otras veces, nunca.
No sé si estoy listo. Para nada, quizá. Anoche soñé que volvía a la casa de mi abuela en el pueblo. Olía a tierra mojada y a comida caliente. Ella siempre cocinaba con leña, todo sabía diferente. Diferente a esto que hago ahora, solo, con estas alubias.
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