¿Cómo puedo ablandar el maíz?

¿Cómo puedo ablandar el maíz?

¡Ay, el elote! ¿Hay algo más rico? Bueno, sí, quizá un elote perfectamente suavecito. Yo, la verdad, luché AÑOS para conseguir esa textura ideal, esa que se deshace en la boca… ¿Se acuerdan de esos elotes que te dejan la quijada adolorida de tanto masticar? ¡Trauma infantil! Pero bueno, ya superé esa etapa oscura gracias a un secretito de mi abuela: el tequesquite. Sí, así como lo oyen, tequesquite. Una cucharadita al agua hirviendo donde voy a cocer mis elotes y ¡magia! No es broma, eh. Se transforma. El maíz, digo. Queda blandito, blandito, como mantequilla. Y no solo eso, ¡el color! Un amarillo intenso, vibrante… como un sol, sí, como decía mi abuela. Me recuerda a esos atardeceres en su rancho, con el olor a elote cocido inundándolo todo… Snif. Qué tiempos.

En fin, volviendo al tema, con el tequesquite, el elote queda tan rico que me lo como solito, sin nada más. Bueno, a veces con un poquito de limón y chile piquín, pero poquito, ¿eh? Para no tapar ese saborcito tan puro del maíz. He leído por ahí que algunos usan bicarbonato, dicen que también funciona, pero… no sé. Yo soy fiel al tequesquite. Es como… ¿cómo explicarlo? Es como si el maíz se abrazara al tequesquite y se entregara por completo, revelando su esencia más tierna y deliciosa. ¿Me entienden? Igual y estoy exagerando, pero de verdad, ¡pruébenlo! No se van a arrepentir. Mi abuela decía que el tequesquite tenía “no sé qué cosas” que lo hacían especial, no sé si minerales o qué… Nunca le pregunté bien, ¡qué tonta! Pero lo que sí sé es que funciona de maravilla. Así que ya saben, una cucharadita de tequesquite y a disfrutar del elote más suavecito del mundo.