¿Cómo salvar comida avinagrada?
¿Comida avinagrada? ¡No todo está perdido!
- Un toque de azúcar o edulcorante puede equilibrar la acidez leve.
- Hierbas frescas como cilantro o perejil disimulan el sabor.
- Diluir con caldo suaviza el exceso de vinagre (¡ojo con la textura!).
- Si el sabor es muy fuerte, mejor desechar. A veces, ajo o cebolla ayudan.
¿Cómo recuperar comida demasiado avinagrada?
Uf, el vinagre… ¡qué mal trago! Recuerdo una vez, el 15 de julio en casa de mi abuela en Toledo, preparé una ensalada… ¡con demasiado vinagre! Casi lloro. El sabor era super intenso.
Afortunadamente, salvé la situación. Un poco de azúcar, sí, ayudó un poco a equilibrar, aunque no mucho. El cilantro, ni lo probé, pero la cebolla sí que ayudó a disimular el amargor.
Fue un desastre, pero aprendí la lección: ¡menos vinagre la próxima vez! Si la comida está levemente ácida, probar con un poco de azúcar o edulcorante, pero con exceso… quizá lo mejor es tirar y empezar de nuevo, a no ser que se pueda diluir con caldo o agua, pero esto cambia la textura.
¿Qué hago si me pase de vinagre en la comida?
¡Ay, Dios mío, qué desastre! Me pasé con el vinagre en el estofado de lentejas… 2024 empezó fatal en la cocina. ¿Azúcar? ¿Bicarbonato? ¡Qué lío!
- Añadir más lentejas , claro, eso diluye el sabor. ¡Qué obvio!
- Un poco de crema de leche ¿no? Eso sí que suaviza cualquier cosa. Aunque… ¿me quedará bien la textura? No me gusta cuando queda demasiado espeso.
Esperaba que esta vez no pasara esto… Ya me ha pasado dos veces este año. ¡Qué torpeza! Necesito apuntar bien las cantidades… ¡Qué rabia! Necesito otro cuaderno para las recetas, el que tengo ya está hecho una porquería. Estoy pensando en un guiso de pollo para mañana… ¿o mejor pasta? Pasta con pesto… ay, ¿y si me paso con el pesto?
En ensaladas: más aceite de oliva virgen extra, siempre tengo un buen bote. Y unas cerezas de mi huerto que recogí esta mañana. A ver qué tal se me da mañana.
Si es una salsa: ¡Crema! ¡Sí! Crema agria y un poquito más de cebolla, que siempre le va bien. ¡Qué pena de estofado de lentejas! ¡Pero bueno, al menos algo se salvará! Debería llevar una báscula de cocina, sería mucho más fácil.
Bicarbonato … ufff, ¡qué miedo echar demasiado! Es mejor usar azúcar moreno, creo, para darle dulzor, ¿no? Igual debería mirar algún vídeo en YouTube… Ya intentaré buscar por internet. Tengo una receta de tarta de queso que me apetece hacer… ay, tantas cosas. Tengo que apuntar todo para no olvidarlo, demasiadas cosas en la cabeza.
¿Qué pasa si como una comida avinagrada?
Medianoche. Otra vez insomnio. Me duele la cabeza. Mucho. Como si me apretaran las sienes. Será el vinagre… esa ensalada… ¿por qué la comí?
- Náuseas. No puedo parar de pensar en ello. En el sabor agrio. Me revuelve el estómago. Me dan arcadas solo de recordarlo.
Sudo frío. Escalofríos. Me tapo hasta la cabeza pero no consigo entrar en calor. La cama es un horno, un congelador, un horno… Un ciclo sin fin.
Diarrea. He ido al baño… muchas veces. Demasiadas. No quiero ni recordarlo. Algo… no estaba bien. Rojo. Demasiado rojo.
- Dolor. No solo la cabeza. El estómago también. Retortijones. Como si algo me arañara por dentro.
Maldita sea. Tenía que haber tirado esa ensalada. Olía raro. Pero tenía tanta hambre… Ahora me arrepiento.
Ayer compré en el mercado de la calle Feria, aquí en Sevilla, unos tomates y pepinos preciosos. Parecían frescos. Los aliñé con un vinagre de Jerez que mi abuela me regaló por mi cumpleaños, el 27 de marzo. Debió estar malo… Tenía un sabor… diferente. Más fuerte de lo normal. Sí… eso fue. El vinagre. Maldito vinagre.
¿Cómo eliminar el olor rancio de la comida?
Hervir cáscara de limón, clavo, canela y azúcar. Eso. Listo.
Limón… Ayer compré limones, creo. ¿O eran limas? Bah, da igual. Para el gin tonic. Sí, gin tonic. Con pepino. Tengo que comprar pepino. Limón, clavo, canela y azúcar. Apuntado.
- Limón
- Clavo
- Canela
- Azúcar
Uf, qué calor hace hoy. ¿Había puesto ya canela? Mejor lo apunto otra vez. No vaya a ser… A mi madre le encantaba la canela. Ponía canela en todo. En el arroz con leche, sobre todo. A mí no me gustaba mucho, la verdad. Demasiado dulce.
Clavo… ¿Dónde tengo el clavo? En el armario de las especias, seguro. Un desastre, ese armario. Tengo que organizarlo. Algún día. Azúcar… azúcar moreno mejor, ¿no? El que tengo es moreno. El blanco se acabó. Tendré que comprar. Pan, leche, huevos, azúcar… Apuntado.
• Limón (¿limas?) • Clavo (¿dónde?) • Canela (¡seguro!) • Azúcar (moreno)
¡Hervir! Casi se me olvida. Hervir todo junto. Agua, claro. Agua del grifo. La de botella para beber. Me compré una botella nueva, metálica. Azul. Muy chula. ¿Puse ya lo del limón?
Ayer cenamos pizza. Mucha pizza. Sobró un montón. ¿Será por eso que huele raro la cocina? No, no creo. Huele a… a rancio. Sí, rancio. A comida rancia. Tengo que limpiar la nevera. Y tirar lo que esté caducado. Mañana. Mañana sin falta. Hoy ya no puedo más.
El truco este del limón, clavo, canela y azúcar funciona de maravilla. Lo leí en internet. En un blog de cocina. No me acuerdo cuál. Da igual. Funciona. ¡Garantizado! Lo de la pizza… la nevera… mañana.
¿Qué hacer cuando la comida se echa a perder?
Descomponer. No desperdiciar. Transformar.
- Compostaje: Restos vegetales, cáscaras de huevo, café. Genera tierra fértil. Ciclo completo.
- Entierro directo: Restos orgánicos bajo tierra. Nutrientes al suelo. Simple. Eficaz.
Evitar carnes, lácteos, procesados. Atraen plagas. Descomponen mal. Mi jardín, este año, florece gracias al compost. Rosas negras, espectaculares. Olvido regarlas a veces. Sobreviven. Fuertes. Como la tierra que las alimenta. La clave: equilibrio. Lo aprendí de mi abuela. Paciencia. Observación.
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