¿Cómo sé cuál sal es más soluble que otra?

¿Cómo saber si una sal es poco soluble?

La solubilidad, un tema complejo. Menos de 0.01 M, poco soluble. Punto.

Reglas del juego, sabes? Mi química, de hace años. Me suena a regla de tres, o algo así. Recuerdo experimentos con sulfato de bario. Insoluble. Casi ni se disuelve. Un precipitado blanco. Eso sí, lo aprendí bien. La práctica te hace experto. O al menos te deja con la duda.

• Producto de solubilidad (Kps): Un número que define la cosa.
• Tabla de solubilidad: Siempre útil. Consulta. Busca. Aprende.

Si la concentración molar de la disolución saturada es inferior a 0.01M, poco soluble. Simple.

En mi época, 2005, usábamos métodos más… artesanales. Ahora deben usar cosas sofisticadas. Espectrofotometría, quizás. No sé.

La experiencia lo cuenta todo. La teoría se queda corta. Aprendizaje. Un ciclo. En 2024, la tecnología ya da para más.

Más datos, ¿necesitas? Productos de solubilidad para cada sal. Es lo que hay. Y un poco de intuición. No es magia.

¿Cómo aumentar la solubilidad de una sal?

¡Aumentar la solubilidad de una sal? ¡Menuda odisea! Es como intentar convencer a un gato a que se bañe… ¡misión casi imposible! Pero calma, hay trucos.

Calentar: ¡A fuego lento, claro! Como si fuera un guiso de ideas brillantes. El calor, ese gran amigo de la química, hace que las moléculas bailen más rápido, dejando espacio para la sal. Piensa en ello como una fiesta: más movimiento, más espacio en la pista. Mi abuela siempre decía que el calor lo cura todo, incluso las sales insolubles, ¡aunque ella se refería a las penas del corazón!

Agitar: ¡Como si te fuera la vida en ello! Es como un buen martini, agitar, no remover… bueno, en este caso, ¡remover sí! Esencial para que las moléculas de la sal y el disolvente se encuentren, ¡como una cita a ciegas química! Si no se mueven, se quedan solteros para siempre.

Moler: ¿Sal en polvo? ¡Mucho mejor! Imagina la sal como un bloque de LEGO gigante e insoluble. ¿Fácil de disolver? ¡Ni de broma! Pero si lo rompes en piezas pequeñas, ¡ahí sí que se disuelve que da gusto! Es como cuando reduces la complejidad de un problema para resolverlo más fácilmente. Es increíblemente efectiva, lo comprobé el año pasado cuando preparaba una receta de mi bisabuela.

Cambiar el disolvente: ¡Un cambio radical! Es como cambiar de pareja… si el actual no te va, prueba con otro. Si tu disolvente es poco polar (como el agua con aceite) prueba con uno más polar (el agua con, ejem, sal). ¡Así que elige el disolvente adecuado!

• Temperatura: Aumenta la energía cinética de las moléculas.
• Agitación: Aumenta la frecuencia de colisiones entre soluto y disolvente.
• Pulverización: Aumenta el área superficial de la sal.
• Disolvente más polar: Favorece las interacciones soluto-disolvente.

Eso sí, no intentes disolver sal en aceite de oliva, que no va a funcionar, a menos que quieras hacer una mayonesa… ¡con sal! Ese experimento lo hice yo en 2023… ¡y no funcionó! Aprendí la lección a base de una limpieza de cocina épica.

¿Cuáles son los factores que determinan la solubilidad?

Polaridad: ¡Lo semejante disuelve lo semejante! Como yo con la pizza, irresistible atracción. Si eres polar, te llevas bien con los polares. Si eres apolar… bueno, ya sabes, buscas a tus colegas apolares. Agua y aceite, ¿clásico ejemplo de incompatibilidad, no? Como intentar mezclar heavy metal y flamenco.

Temperatura: Generalmente, al subir la temperatura, la solubilidad de sólidos en líquidos aumenta. Piensa en un chocolate caliente: más calor, más azúcar disuelto. Aunque, ojo, con los gases es al revés. Como cuando abres un refresco caliente, ¡la fiesta del gas! Menos mal que la nevera existe en 2024.

Presión: Afecta principalmente a los gases. Mayor presión, mayor solubilidad. Como mi motivación para ir al gimnasio después de las vacaciones de verano. Ejemplo práctico: el CO2 en los refrescos. Presión baja, refresco sin gas, drama total.

• Naturaleza del soluto y disolvente: Cada pareja es un mundo.
• Interacciones moleculares: Aquí entra la fiesta de las fuerzas intermoleculares. Puentes de hidrógeno, fuerzas de Van der Waals, dipolo-dipolo… Es como un culebrón molecular.
• Entropía: El universo tiende al desorden, ¡y la disolución también! Como mi habitación después de una semana intensa de trabajo. Buscando el máximo desorden, digo, entropía.

Mi experiencia: Yo una vez intenté disolver purpurina en agua… Fracaso total. Me quedó un brebaje brillante, sí, pero no disuelto. Aprendizaje: La purpurina y el agua son como yo y las mañanas: incompatibles. Ahora, si hablamos de purpurina y pegamento… Eso sí que es una bonita y estable relación.

Más allá de la teoría: También influyen cosas como el tamaño de partícula, la agitación… En fin, detalles que solo a los químicos frikis nos importan. ¡Y a mí, claro! Que me acabo de tomar un café extra fuerte.