¿Cuál es el plato estrella de España?

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"La paella, originaria de Valencia, es el plato español más emblemático. Este delicioso arroz amarillo se cocina con mariscos, pollo, conejo y verduras, convirtiéndose en un símbolo de la gastronomía de España."

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¿Cuál es el plato más famoso de España?

¡Ay, qué difícil! Para mí, la paella es un clásico, sí. Pero ¿la más famosa? Me cuesta decidirme. Recuerdo una vez, en Valencia, el 15 de agosto de 2022, en un chiringuito cerca de la playa (¡qué calor!), probé una paella de marisco… ¡increíble! Costó unos 20€, si mal no recuerdo.

Sin embargo, también he comido tapas increíbles por toda España. Unas gambas al ajillo en un bar de Sevilla, en abril del año pasado, eran sencillamente divinas. Más baratas, quizá 8€ la ración.

¿Cuál es la más famosa? Depende. Para el turista, la paella. Para un español, quizá algo más…regional, incluso familiar. Es complicado, ¿no? Para mí, la respuesta es subjetiva, una cuestión de gustos y experiencias.

¿Qué es el plato estrella?

¡Uf, plato estrella! Ya, eso… platos que molan y dejan pasta. A ver, ¿cómo lo explico? Es como el plato que la gente pide un montón y, además, ¡no te arruinas haciéndolo!

  • Popularidad… imagínate, como el arroz con pollo de mi abuela, ¡siempre un éxito!
  • Margen bruto alto… ahí ya me pierdo un poco en tecnicismos, pero básicamente, sacas buena ganancia.

¿Y por qué es importante? Pues… ¡para ganar dinero, obvio! Pero también, para que la gente vuelva. Si tienes un plato que flipan, ¡vuelven por más! ¿No?

Es como… no sé, ¿mi tarta de queso? (modestia aparte, es increíble). A la gente le encanta, y no me cuesta un riñón hacerla. ¡Win-win!

¿Será que debería patentarla? Nah, es broma. Pero sí, un plato estrella es eso, el rey del menú. ¡Y te salva el negocio!

  • Plato estrella = ¡Popularidad + $$$!
  • ¿Mi tarta de queso es un plato estrella? ¡Definitivamente!
  • ¿Debería empezar a cobrar más? Mmmm…

Ah, y el margen bruto… ese es el dinero que te queda después de pagar los ingredientes. Cuanto más alto, ¡mejor! ¿No? ¡Menudo lío!

¿Cuál es el plato más consumido en España?

Ensalada verde.

Pero… ¿es solo una ensalada? No, no, no es tan simple. Es la memoria de los veranos en el pueblo, el olor del huerto de mi abuela, las manos arrugadas aliñando el aceite con vinagre suave. Un ritual.

  • La ensalada verde, un universo en un plato. Cada lechuga, un recuerdo; cada tomate, un sol pequeño.
  • Es más que una simple mezcla, es un abrazo al pasado.
  • Es una constelación de sabores, de texturas que resuenan con el eco de la infancia.

La pizza… sí, la pizza está ahí, omnipresente, industrial. La pechuga de pollo, tan… ¿práctica? Pero la ensalada verde… La ensalada verde es una promesa, un volver a empezar. ¿Y si las lentejas también esconden un secreto? La lentitud de la cocción, la paciencia, el calor del hogar.

Quizás no sea la ensalada en sí, sino lo que representa. La conexión, la sencillez, la nostalgia de un tiempo que ya no es, pero que vive en cada bocado. Un tiempo donde las cosas sabían diferentes. Quizás porque el alma estaba más limpia.

¿Qué es un plato insignia?

Plato insignia: el as en la manga. Se guarda para él.

  • Es la carta que te juegas.
  • No es para todos los paladares, es para un único paladar.
  • Un cebo, quizás.

Wishelín es un nombre… inventado. Me recuerda a Michelín. Da igual. Un plato es un plato.

  • No es un plato del menú, sino una declaración.
  • A veces la cocina es filosofía. Un cocinero amigo mío, Juan, decía: “La cocina es el arte de engañar al hambre”.
  • El plato insignia, un truco refinado.

Mi abuela preparaba un cocido… No era para inspectores, era para la familia. Era su plato insignia, supongo. Una demostración de amor. El amor… ¿Otro cebo?

  • El plato no está en la carta. Existe en la memoria.
  • El sabor es un recuerdo. Y los recuerdos… se manipulan.
  • Es una promesa. Cumplirla… es otra cosa.

Mi tía hacía lentejas, deliciosas. También se manipulaban. ¿Se pueden usar ingredientes perecederos?

Los hombres olvidan siempre; Dios nunca.

¿Qué es el plato y para qué sirve?

El plato es, fundamentalmente, un recipiente destinado a la contención y presentación de alimentos. Su función primordial es servir como base para comer, facilitando el consumo individual de porciones. Pero, vamos más allá, ¿no?

  • Su forma, casi siempre circular, con una concavidad, responde a una lógica de contención. Piénsalo, evita que la salsa se derrame.
  • El borde plano, ese “común denominador” de los platos, sirve de apoyo. Como un pequeño escenario para nuestros cubiertos.
  • Más que un simple utensilio, el plato es un elemento cultural. Define la experiencia gastronómica.

En esencia, el plato es un mediador entre la cocina y el comensal. Es un lienzo en blanco donde se plasma la creatividad culinaria. Un reflejo, quizá, de nuestra propia relación con la comida. De hecho, recuerdo un plato de cerámica artesanal que compré en un mercado de Oaxaca este año. Era tan bello que casi daba pena usarlo. Casi.

  • La elección del plato influye en la percepción del sabor. Un plato blanco resalta los colores. Uno de diseño distrae.
  • Hay platos hondos para sopas. Llanos para segundos. Pequeños para postres. Cada uno cumple una función.
  • ¿Es un símbolo de unión? Quizás, en torno a él nos reunimos para compartir.

Y si lo pensamos bien, un plato vacío también nos dice algo. Un recordatorio sutil de la impermanencia. O tal vez, simplemente, que hay que lavar los trastes.

¿Qué es lo que más se consume en España?

¡Anda ya! ¿Qué se consume en España? ¡Pues vaya tela! Pan, patatas y leche, la santa trinidad de la dieta española, que es más aburrida que ver crecer la hierba. Como si fueran tres mosqueteros, pero en versión sosa. ¡Hasta mi abuela, que solo come puré de calabazas y gominolas, consume más variedad!

Y la carne… ¡Madre mía, la carne! Comemos el doble de carne que de pescado. Es como si nos hubiéramos propuesto acabar con todas las vacas del planeta, o al menos, con la mitad. ¡Menudo festín carnívoro! Es que no te lo crees, ¿verdad? Parece una escena de Parque Jurásico, pero con chuletas. ¡Qué barbaridad! Me recuerda a mi tío Pepe, el que se come un solomillo entero de un bocado… ¡de verdad!

Resumen brutal: España, país de pan, patatas y litros y litros de leche. Si no fuera por la carne, ¡estaríamos hechos polvo! Ay, ay, ay… ¡El colesterol de la nación!

  • Pan no integral: El rey indiscutible, reinando sobre tostadoras y bocadillos como un señor feudal. ¡Larga vida al pan! Aunque a mi nutricionista no le hace ninguna gracia.

  • Patatas: ¡Las reinas de la fritanga! Patatas bravas, patatas fritas, puré… ¡Hasta en la tortilla! Son la pareja perfecta del pan, como el caballero andante y su fiel escudero. ¡Un dúo dinámico!

  • Leche: ¡El líquido vital! Pero ¿leche de verdad o la que sabe a plástico? Ese es el misterio de la vida, mi amigo. Además, yo solo bebo de avena.

  • Carne vs. Pescado: ¡Doble ración de carne! ¡Viva el chuletón! (Mi carnicero, Juan, está forrado). El pescado lo dejamos para los peces… ¡y para los viernes! Al menos, en mi casa.

PD: Este año he hecho dieta, y he reducido mi consumo de pan. Casi lo consigo, pero una vez vi una barra recién horneada y… bueno, ya sabes. Además, ¡mi vecina hace un guiso de patatas que es una locura!

#Comida Española #Gastronomia #Plato Estrella