¿Cuándo se come pescado seco?

¡Ay, el pescado seco! Me trae tantos recuerdos… ¿Cuándo se come? Pues, a ver, si me preguntan a mí, la respuesta automática es: ¡en Semana Santa! ¿A quién no le pasa? Es como que la Semana Santa y el bacalao, por ejemplo, van de la mano, ¿no creen?

Siempre me acuerdo de mi abuela preparando el bacalao a la vizcaína, ¡qué cosa más rica! La casa entera olía a tomate, pimiento y… bueno, a bacalao, ¡claro! Era una tradición, una señal inequívoca de que la Semana Santa estaba a la vuelta de la esquina. Y es que, pensándolo bien, tiene todo el sentido. En muchos países católicos, la cosa va de abstenerse de comer carne roja en esos días de recogimiento. Y claro, ¿qué mejor alternativa que un buen pescado seco?

Me acuerdo una vez, de pequeña, que le pregunté a mi abuela por qué comíamos bacalao y no otro pescado. Me dijo algo así como que era porque “era lo que había”, que era más fácil de conservar y que, además, tenía un sabor… como diferente, especial. Y ahora que lo pienso, ¡qué razón tenía! Tiene un sabor intenso, salado, que… no sé cómo explicarlo, ¡a mí me encanta!

Pero bueno, dejando de lado mi vena nostálgica, la verdad es que el consumo de pescado seco en Semana Santa es una tradición arraigada, ¿verdad? Es una forma de respetar las costumbres religiosas, pero también una oportunidad para disfrutar de un plato delicioso y, si me apuran, hasta saludable. Porque, seamos sinceros, el bacalao al pil pil, por ejemplo, ¿a quién le amarga un dulce? 😉