¿Qué elementos debe tener un platillo?

A ver, ¿alguna vez te has parado a pensar qué hace que un plato te diga “cómeme”? Yo sí, y mucho. Porque, ¿sabes?, cocinar no es solo seguir una receta, es algo más, es como un arte, ¿no crees?

Y pensando en eso, me he dado cuenta de que un buen plato, uno que realmente te hace salivar, tiene que tener unas cosillas. Primero, color. ¡Imagínate un plato todo beige! Aburrido, ¿verdad? Recuerdo una vez que hice una ensalada solo con lechuga iceberg y pollo a la plancha. Sabor, sí, tenía, pero visualmente… ¡un desastre! Aprendí la lección: ¡necesitamos colores! Rojos, verdes, amarillos… ¡que parezca un cuadro!

Luego, está la textura. ¿Qué sería de un puré sin un buen crujiente para contrastar? A mí, personalmente, me chifla la combinación de cremoso con crujiente. Un risotto meloso con unas nueces tostadas por encima… ¡madre mía! ¡Se me hace la boca agua!

Y no podemos olvidarnos del volumen y la cantidad. ¿Alguna vez te han puesto un plato enorme con una miseria de comida? Te sientes un poco estafado, ¿no? Pero tampoco queremos un plato rebosante que te asuste. Hay que encontrar ese equilibrio perfecto, esa proporción justa que te haga sentir satisfecho.

Porque, al final, de eso se trata, ¿no? De que la proporción adecuada entre ingredientes sea la clave para un resultado que te haga feliz, un plato que te haga sonreír y decir: “¡Esto está de rechupete!”. Y aunque a veces me pase con la sal o me queme la salsa, lo importante es seguir experimentando y aprendiendo. Porque en la cocina, como en la vida, ¡de los errores se aprende!

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