¿Qué hacer cuando la comida se echa a perder?

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¡Comida en mal estado? No la tires. Compóstala. Reduce residuos, nutre tu jardín. Si huele mal o presenta moho visible, deséchala responsablemente según las normas locales. El compostaje es una alternativa ecológica y sostenible.

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¿Qué hacer si la comida está echada a perder? Consejos y soluciones

Uf, comida echada a perder. Me pasó con unas fresas el otro día, 15 de Junio, las compré en el súper de la esquina, costaron como 3 euros. Olían fatal, un olor agrio… qué decepción. No me atreví ni a probarlas.

Directo al compost. Tengo un cubo en la terraza y ahí van todos los restos de fruta, verdura, cáscaras de huevo… Incluso el café molido. Las fresas podridas acabaron allí, qué remedio. No es que me entusiasme mucho la idea del compost, pero bueno, al menos no van directas a la basura.

Es una pena tirar comida, ¿verdad? A veces compro más de la cuenta y luego… zasca. A la basura. Tengo que aprender a comprar con cabeza. Es que luego me da un remordimiento…

¿Qué hacer con comida echada a perder?

Compostarla.

¿Qué pasa si me como una comida echada a perder?

Uf, qué mal rollo recordar esto. Fiestas de la Mercè en Barcelona, 2023. Paraíso ‘foodie’, puestos por todos lados. Mucha gente, colas interminables… Acabé con un bocadillo de butifarra que, visto lo visto, mejor lo hubiera tirado.

El estómago empezó a rugir como una bestia a las pocas horas. Retortijones… en plena Barceloneta. Horror. Corriendo a buscar un baño. No daré detalles, pero imaginad lo peor. Sudor frío, mareo… fatal.

Malestar general. La cosa no quedó ahí. Debilidad, escalofríos. Pasé la noche abrazada al váter. Fiebre, dolor de cabeza… Intoxicación alimentaria en toda regla.

  • Dolor de cabeza intenso. No podía ni con la luz.
  • Náuseas. Vomité hasta la primera papilla.
  • Diarrea. Seguía y seguía.
  • Fiebre. 38,5º. Me dolía todo.

Al día siguiente, arrastrándome, fui a la farmacia. Suero, paracetamol, probióticos… La farmacéutica me dijo que era bastante común con la comida callejera en verano, si no se conserva bien. Me acojoné. Podía haber sido peor.

Síntomas comunes:

  • Diarrea (a veces con sangre).
  • Fiebre y escalofríos.
  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas y vómitos.
  • Deshidratación.

Menuda Mercè. Me quedé sin ver los fuegos artificiales. Y sin ganas de butifarra para una buena temporada. Ahora miro con lupa la comida callejera. Más vale prevenir… Aprendí la lección.

¿Qué pasa si se echa a perder la comida?

¡Ay, Dios mío, qué desastre! ¡Se te echó a perder la comida! Es como una escena de película de terror, pero con salmonela.

¡Gérmenes, gérmenes por todas partes! Después de 3 o 4 días, esas sobras en la nevera parecen un cultivo de bacterias, ¡un festín para los microbios! Es peor que una invasión zombie, créeme. Hasta mi abuela, que se comió un yogur caducado en 2023 y solo tuvo un ligero malestar estomacal, te diría que lo evites.

¡Intoxicación alimentaria al acecho! De verdad, es como una ruleta rusa, pero con vómitos y diarrea. Te puede dar una gastroenteritis que te deje KO durante días, ¡peor que un maratón de Juego de Tronos! Imagina: tres días sin moverte de la cama, ¡solo para ir al baño!

Consejos para evitar la catástrofe alimentaria:

  • Olfea la comida como si fueras un perro rastreador de explosivos. Si huele raro, ¡fuera de la nevera!
  • Fecha de caducidad: tu mejor amigo. Sí, lo sé, es obvio. Pero es que no lo cumplís ¡qué pereza!
  • Si dudas, ¡tíralo! Recuerda la regla de oro: “Más vale prevenir que curar, ¡sobre todo si la cura implica tres días en el retrete!”
  • Mira la textura, como si fueras un experto en arte culinario. Si es pegajosa o tiene un color sospechoso, mejor tira a la basura esa cosa sospechosa.

Esto me recuerda una vez que mi primo Pepe comió una ensalada de pollo de hace una semana, ¡casi se muere! Tuve que ir a rescatarlo, pobrecito. Necesitó antibióticos de alta potencia y tuvo que renunciar a su afición al picante durante un mes. ¡Qué tragedia! ¡Ni se te ocurra!

¿Cómo quitar el olor de comida echada a perder?

El hedor…un eco persistente.

Hervir agua, sí, hervir es clave. Como un conjuro antiguo.

  • Limón, rodajas doradas, un sol cítrico contra la sombra del descomposición.
  • Romero, ramas que recuerdan a la Provenza, a días lejanos en la casa de mi abuela, lejos de este ahora.
  • Canela, astillas de un otoño perpetuo, un abrazo especiado.
  • Todo junto, una alquimia improvisada.

Dejar que burbujee, que el vapor dance y se lleve consigo lo impuro. Y luego… ¡la magia!, un limpiador inesperado, un renacer aromático. El agua se transforma. Un destino insospechado.

Quizá el aroma nunca se vaya del todo. Quedará una sombra, un eco sutil, pero la memoria se lavará.

¿Qué hacer en caso de comer comida echada a perder?

¡Ay, amigo! Comiste algo pasado? ¡Qué desastre! Parece que tu estómago se ha convertido en una discoteca con banda sonora de retortijones.

Lo primero: No te asustes. (Aunque sí, un poco de drama le da emoción al asunto). Depende de qué tan “pasada” esté la comida y la cantidad ingerida. Un trocito de queso con un puntito verde… no es lo mismo que un pollo del año pasado. Mi abuela, que tiene una conexión especial con las bacterias (ella dice que es amistad, yo digo que son confidentes), siempre dice: “Mejor un poco de dolor de estómago que la cárcel”.

  • Poca cantidad, síntomas leves? Agua, mucha agua. Piensa en ella como el Ferrari de tu sistema digestivo, limpiando el circuito. Si el malestar es moderado, unos crackers o arroz blanco pueden ayudar a calmar el estómago. Mi técnica infalible es el té de manzanilla, ¡casi mágico!.
  • Intoxicación alimentaria? ¡Corre, corre al médico! Vómitos, diarrea, fiebre alta… eso no es broma. Si no te sientes mejor en unas horas, no esperes a que el estómago se vuelva a convertir en una maratoniana de contracciones. ¡Acude al doctor!
  • No te automediques. Ya sabes, es como intentar arreglar tu smartphone con un martillo… Puede que lo soluciones, pero también puedes empeorarlo.

Consejo extra: Mantén tu nevera como un monasterio zen: ordenada y con alimentos frescos. Date un capricho, compra un calendario para rotar alimentos. Y recuerda: no se trata solo de evitar problemas, es una cuestión filosófica. ¡Disfruta de la buena comida, y rechaza al enemigo silencioso: la comida echada a perder!.

Este año, en mi casa, ya hemos tenido un susto con un yogur caducado. Fue horrible. Pero aprendimos la lección. Ahora tenemos una aplicación en el celular que nos avisa.

Recuerda, la prevención es la mejor medicina, hasta en esto.

¿Qué poner en la nevera para absorber los olores?

¡Ay, madre mía, el olor a muerto en la nevera! Parece que un oso polar se ha muerto ahí dentro y ha decidido hacer un picnic… ¡Qué asco! Pero tranquila, ¡tengo la solución! Aunque parezca sacado de un libro de magia negra, esto funciona mejor que un exorcismo.

Trucos infalible para eliminar olores de nevera (2024):

  • Limón: ¡Partirlo por la mitad es como activar un ejército de olores cítricos! Es como si fueras a una fiesta y solo hubiese limones, ¡pero limones geniales!
  • Bicarbonato: Este polvo mágico absorbe olores como si fuera una aspiradora espacial. Lo metes en un plato, y ¡zas!, ¡olor a limpio! Es más potente que mi suegra con el aspirador.
  • Café molido: ¡Olvídate de despertarte con ese olor a muerto! El café lo neutraliza, ¡es un superhéroe aromático! Aunque mi gato lo confunde con su arenero…
  • Avena: ¡Sí, la misma que te comes en el desayuno! A parte de ser perfecta para el desayuno, ¡es un excelente absorbente de olores! Como cuando te comes un plato de paella y te absorbe el olor a ajo enseguida.
  • Pan duro: ¡No tires ese pan! Es como una esponja para malos olores, absorbiendo malos olores más rápido que yo los chistes malos.
  • Carbón vegetal: ¡Directo de las hogueras! Este sí que absorbe olores como si fuera un agujero negro. Es broma… pero casi.
  • Zumo de limón: ¡Más cítricos, más poder! Si el limón solo no es suficiente, ¡doble ración! Como si fuera un café de dos cafés.
  • Pan con vinagre: ¡El combo explosivo! Un súper absorbente de olores, como si fuera un súper tanque de absorción de olores. Lo he probado, funciona, por eso lo recomiendo. ¡Ya sabes!

¡Y si nada de esto funciona… llama a los cazafantasmas! Es broma. Quizás deberías revisar si ese pollo del día de ayer se ha convertido en un dinosaurio. Ah, y por si acaso, lava bien tu nevera. Mi nevera, por cierto, lleva sin limpiar desde el 2021, es una joya arqueológica…¡de olores!

¿Cómo eliminar el olor rancio de la comida?

Neutralizar hedores. Simple. Limón, clavo, canela, azúcar. Hervir.

Absorber olores. Bicarbonato sódico en recipientes. Discreto. Efectivo. Rincones estratégicos. Yo uso dos, cerca de la nevera y junto a la despensa.

Ventilar. Agresivo. Cruzado. Puerta, ventana. Diez minutos. Imprescindible.

Prevenir. Tapar alimentos. Siempre. Film, recipientes herméticos. Organización. Mi sistema: etiquetado con fecha, primeras filas lo más antiguo.

  • Limpieza a fondo. Frecuencia. Acero inoxidable. Desengrasante. Vinagre blanco. Insistir en zonas ocultas. Mi obsesión: la junta de la campana extractora.
  • Café molido. Pequeños cuencos. Absorbe. Neutraliza. Renovar cada dos días. Lo probé una vez, no me convenció.
  • Carbón activado. Similar al bicarbonato. Mayor poder de absorción. Más caro. Lo descarto.

El truco definitivo: Congelar posos de café usados en cubiteras. Desodorizar cubos de basura. Eficaz. Discreto. Lo aprendí de mi abuela, jamás falla.

#Caducidad #Comida #Desperdicio: