¿Qué pasa si dejo mucho tiempo el agua?

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Si el agua permanece estancada mucho tiempo, como durante unas vacaciones, aumenta el riesgo de proliferación de bacterias como la legionela. Esta bacteria, presente en las tuberías, puede causar graves infecciones respiratorias si se inhala. Por ello, es importante purgar las tuberías tras periodos de inactividad.
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El Agua Quieta: Un Riesgo Oculto en Tu Hogar

Dejamos nuestras casas por unos días, unas semanas, o incluso meses. Las vacaciones son un merecido descanso, pero ¿qué sucede con el agua que permanece quieta en nuestras tuberías durante ese tiempo? La respuesta, aunque invisible, puede ser un riesgo para nuestra salud. El agua estancada, lejos de ser inerte, se convierte en un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de bacterias, algunas de ellas potencialmente peligrosas.

La legionela es un ejemplo paradigmático. Esta bacteria, presente de forma natural en el medio ambiente y con frecuencia alojada en las tuberías de agua, se multiplica con mayor facilidad en aguas estancadas y a temperaturas templadas (entre 25°C y 45°C). Durante periodos prolongados de inactividad en el sistema de agua, como ocurre durante unas vacaciones, la legionela puede alcanzar niveles preocupantes. El peligro radica en su inhalación: al abrir el grifo después de un periodo de inactividad, la bacteria puede aerosolizarse, produciendo una neumonía, la legionelosis, una infección respiratoria que puede tener consecuencias graves, incluso mortales, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Más allá de la legionela, otros microorganismos pueden proliferar en el agua estancada, afectando la calidad del agua y generando malos olores. El propio crecimiento bacteriano puede alterar el pH y la composición química del agua, contribuyendo a la corrosión de las tuberías.

¿Cómo podemos mitigar este riesgo? La clave reside en la prevención. Antes de emprender un viaje prolongado, es recomendable purgar las tuberías. Esto implica abrir los grifos de agua fría y caliente durante varios minutos, permitiendo que el agua fluya y arrastre cualquier sedimento o bacteria que se haya acumulado. La duración del purgado dependerá del tiempo de inactividad y del tamaño de la instalación; en casos de ausencia prolongada, puede ser conveniente solicitar el consejo de un fontanero.

Además del purgado, otras medidas preventivas pueden incluir:

  • Verificar el correcto funcionamiento del calentador de agua: Una temperatura del agua caliente superior a 50°C inhibe el crecimiento de la legionela.
  • Mantener una correcta ventilación en los baños y la cocina: Esto ayuda a prevenir la acumulación de humedad, un factor que favorece la proliferación de bacterias.
  • Realizar un mantenimiento regular de la instalación de agua: La inspección y limpieza periódica de las tuberías minimiza el riesgo de acumulación de sedimentos y bacterias.

En conclusión, aunque el agua parezca inerte, su quietud prolongada representa un riesgo potencial para la salud. Un sencillo purgado de las tuberías antes y después de periodos de inactividad, junto con un mantenimiento adecuado del sistema de agua, puede protegernos de enfermedades y garantizar la calidad del agua que consumimos. No subestimemos la importancia de esta simple pero eficaz medida de prevención.