¿Qué pasa si pones un vaso de agua con sal?

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Beber agua con sal en ayunas puede provocar náuseas y vómitos. El exceso de sodio irrita el estómago, causando ardor y malestar. Mejor evitarlo.

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¿Qué ocurre al poner sal en un vaso de agua?

¡Uy, qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de marzo del año pasado en mi cocina de Valencia, probando una receta… ¡me pasé con la sal! El agua se volvió súper salada, casi insípida de lo fuerte.

La verdad, no me provocó vómitos ni náuseas como leo que a veces pasa. Solo sentí una especie de ardorcito en la garganta, nada grave, se pasó rápido.

Pero claro, era una pequeña cantidad. Imagino que si te metes un montón de sal en agua… ¡ay! Puede que la cosa cambie bastante. El estómago es muy delicado.

Poner sal en agua hace que se disuelva, simplemente. Pero si hay demasiada, el cuerpo reacciona. Me pasó.

Q&A breve:

P: ¿Qué pasa al agregar mucha sal al agua? R: Puede causar ardor o malestar estomacal.

¿Qué significa poner un vaso de agua con sal?

¡Ay, Dios! ¿Un vaso de agua con sal? Siempre lo he visto en películas, ¿verdad? Pero, ¿qué significa realmente?

Absorbe la mala onda, eso sí que lo creo. Mi abuela siempre decía eso, y yo, bueno, creo que algo de eso hay. ¿O es solo sugestión? No lo sé. Me da paz verlo, igual que tener una planta, me relaja. La verdad es que en mi habitación tengo uno desde hace dos meses, en la mesita de noche, junto a mi libro favorito de este año, “La Sombra del Viento”. No sé si funciona… ¡Pero no lo quito!

¿Energías negativas? ¿Qué es eso en realidad? Un poco esotérico todo, ¿no? Pero me funciona a mí… o al menos, eso me digo. Este año estoy con mucha ansiedad, así que cualquier ayuda es poca. Necesito dormir bien. Como mi piso es pequeño, el vaso está ahí, cerca mío.

  • Purificación del ambiente: Sí, creo que eso es lo que se busca.
  • Sueño más profundo: Yo sí lo noto, ¡aunque puede ser casualidad!
  • Tradición ancestral: Mi abuela también usaba sal en otras cosas, para la limpieza, para la buena suerte…
  • ¿Efecto placebo? Quizás. Pero ¿a quién le importa? Si me ayuda, genial.

¡Es que este año es un caos! Trabajo nuevo, mudanza… ¡Uf! Necesitaba algo para calmarme, algo simple… ¡Y me gusta el ritual, la verdad! Es una rutina relajante antes de dormir.

A ver… ¿Sal marina o sal común? Siempre uso la común, la de toda la vida. La compro en el Mercadona, la del paquete azul, ¿sabes? No sé si influye mucho el tipo de sal… Y el agua, del grifo, como siempre.

¡No hay ciencia detrás! Es solo fe, ¡pero efectiva para mí!

¿Qué pasa si le echas sal a un vaso con agua?

¡Ay, amigo! ¿Sal en el agua? ¡Prepárate para un espectáculo! La sal se disuelve, como si fuera un mago haciendo desaparecer un conejo (aunque en este caso es más bien un grano de sal invisible). ¡Puf! ¡Desaparece ante tus propios ojos!

Es una reacción tan rápida que mi abuela, que tiene la paciencia de un grillo en una olla a presión, la encuentra fascinante. ¡Casi tan rápido como me como una bolsa de patatas fritas!

Bueno, en realidad, la cosa es más compleja que eso. La sal, o cloruro de sódico para los amigos de lo formal (¡qué pesados!), se disuelve porque las moléculas de agua son unas cotillas, siempre metidas donde no las llaman. Rodean a los iones de sodio y cloro, separándolos y, ¡zas!, solución salina.

¿Qué más cosas pasan? Pues mira:

  • El agua se vuelve salada, obviedad, pero… ¿sabías que el punto de congelación baja? ¡O sea que si la congelas, tardará más! Esto lo aprendí intentando hacer un helado casero, fue épico. ¡Un desastre congelado!
  • La densidad aumenta. Como si el agua se pusiera a dieta y se volviera más compacta. ¡Como yo después de una semana de ensaladas y ejercicio extremo! (bueno, intentando)
  • La conductividad eléctrica sube. ¡El agua, normalmente tranquila, se vuelve ¡electricamente activa! No intentes esto con tu secador de pelo, ¡por favor!

Añado un dato personal: una vez mi gato, un bicho travieso llamado Miguelón, intentó beber agua con tanta sal que parecía agua de mar. Casi lo mato del susto y de la risa. ¡Qué tiempos aquellos!

¿Qué causa un vaso de agua con sal?

El agua salada, esa traicionera, provoca que nuestro cuerpo se ponga en plan equilibrista de circo, ¡buscando mantener la concentración de sal a raya! Es como si organizáramos una fiesta y, de repente, llegaran invitados de más: ¡toca redistribuir los canapés (el agua) para que todos estén contentos!

¿Resultado? Nuestros tejidos, ¡víctimas de la osmosis!*, sueltan agua para diluir el exceso de sal. Esto, damas y caballeros, puede traducirse en:

  • Diarrea galopante: ¡imaginen las consecuencias!
  • Deshidratación: El cuerpo se queda seco como una pasa. No es plan.
  • Y, en casos extremos, ¡desajustes electrolíticos dignos de una película de ciencia ficción!

Pero, ¡ojo!, no todo es tragedia. Un vaso de agua salada no te manda al otro barrio. Es más una molestia que un Apocalipsis.

*Osmosis: Imaginemos dos fiestas separadas por una puerta: una con mucha gente y otra casi vacía. La gente (agua) se moverá de la fiesta llena (tejidos) a la vacía (intestinos) para igualar el ambiente. ¡Eso es la osmosis, en plan party!

¿Qué beneficios tiene tomar agua con sal?

Agua con sal… ¿beneficios? Fluyen imágenes. El mar, la sal que escuece en la herida, la sed implacable bajo el sol de agosto. La abuela decía… la sal es vida.

  • Hidratación: Más allá de la simple agua. Es como si el agua sola resbalase, necesitando un “empujoncito” para que el cuerpo la absorba. No sé, pienso en el suero que me ponían de pequeño en el hospital, ¿tendrá que ver?
  • Electrólitos: Recuerdo los calambres después de jugar al fútbol. ¡Qué dolor! Siempre me decían “come plátano”, pero quizás… quizás un poco de sal hubiese ayudado. Equilibrio, dicen. Como un balancín que se inclina, una y otra vez.
  • Presión: Un misterio. Un péndulo que oscila. Algo dentro que empuja y tira. Demasiada sal es mala, poca… quizás también. ¿Será como un abrazo, la cantidad justa para sentirse seguro? No sé.
  • Músculos y nervios: Los hilos que nos mueven. Tensión y relajación. ¿La sal los afina? Como una cuerda de violín tensada en su justa medida, vibrando con la nota perfecta. Quizás.
  • Desintoxicación: Limpieza. El agua que arrastra, que lava. La sal como catalizador, no sé, como una llave que abre una puerta escondida. ¿Será verdad?

Y en la farmacia vi un paquete que costaba 4 euros. Sal del Himalaya. ¡Qué cosas! Imagino las montañas rosadas, el aire puro. ¿Será marketing o realmente tendrá algo especial? Supongo que cada uno debe encontrar su equilibrio, su punto de sal.

¿Qué pasa si todos los días me tomo un vaso de agua con sal?

¡Madre mía, un vaso de agua con sal al día! ¿Te has vuelto fan del Mediterráneo en vena o qué? A ver, que no te digo que un poquito de sal no sea necesario, que el cuerpo lo necesita, como necesita mi móvil un cargador (¡y lo necesita cada dos por tres!). Pero de ahí a meterte un chute de sal diario… ¡hay un trecho como del sofá a la nevera a las 3 de la mañana!

Hipertensión arterial: Amiga, date cuenta. Más sal que un bacalao en la playa es igual a tensión alta, alta, alta. Como la mía cuando veo que mi vecina ha vuelto a dejar su patinete en mi puerta. ¡Explosión inminente!

Problemas del corazón: Que no te dé un patatús, pero tanta sal puede llevarte a una insuficiencia cardíaca o, peor aún, ¡a un infarto! Y con la mala suerte que tengo yo, seguro que si me pasa a mí es un lunes a primera hora.

  • Retención de líquidos: ¿Quieres parecer un globo aerostático? Pues sigue con el vaso de agua salada. Yo una vez me comí un kilo de patatas fritas de una sentada, ¡y parecía que iba a despegar!

  • Daño a los riñones: Tus riñones, pobrecitos, van a estar más saturados que la línea 9 del metro en hora punta. ¡Dales un respiro!

  • Deshidratación: Ironías de la vida, tanta agua salada y te deshidratas. Es como si te dieran un caramelo para la tos, ¡y te pusieras peor! A mí me pasó una vez, acabé en urgencias… ¡un drama!

En resumen, que un poquito de sal, bien. Un vasazo al día, mal. Yo, por si acaso, me quedo con mi Aquarius de limón (sin azúcar, que estoy a dieta… bueno, a veces). Y recuerda: ayer fui a comprar fruta y acabé con una bolsa llena de patatas fritas. ¡Débiles somos!

#Agua Salada #Experimento: #Salud