¿Qué pasa si pongo sal en el aceite?

¿Qué pasa si pongo sal en el aceite? ¡Ay, esa pregunta me la he hecho yo tantas veces! Recuerdo una vez, preparando patatas fritas para mi sobrino Leo, que parecía un volcán en erupción mi sartén. Aceite por todas partes, ¡un auténtico desastre! ¿Y sabes qué? Desde entonces, siempre, siempre, echo un puñadito de sal al aceite antes de calentarlo.

Es algo tan simple, ¿verdad? Pero funciona de maravilla. Parece magia, pero no lo es. Lo que pasa, según he leído (aunque a veces me pierdo en la jerga científica, la verdad), es que la sal absorbe la humedad que pueda quedar en la sartén, incluso la imperceptible. Crea una especie de escudo, una barrera invisible que impide que el agua fría del alimento entre en contacto directo con el aceite caliente. Y eso, amigos, es sinónimo de menos salpicaduras. Menos lío en la cocina, menos quemaduras… ¡Más tranquilidad!

Recuerdo a mi abuela, que, claro, hacía esto sin saber la ciencia detrás. Ella decía que era “un truco de la abuela”, y vaya si lo era. Y tenía razón, porque el resultado es una fritura mucho más limpia y segura. He llegado a leer que, incluso, ayuda a que el aceite dure más. No sé si serán muchos meses más, pero un par de freiditas extra seguro que sí, y eso se nota, ¡sobre todo en mi bolsillo!

Así que, ya sabes, la próxima vez que frías algo, prueba este truquito. Un pellizco de sal, nada más. Verás qué cambio. Quizás parezca una tontería, pero la diferencia es abismal. Yo, desde luego, no lo cambio por nada. ¡Y mi sobrino Leo tampoco, porque las patatas fritas le salen perfectas!

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