¿Cómo se le llama a una persona que come demasiado?

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Quien consume excesiva cantidad de comida, sin control ni consideración de las consecuencias para su salud, podría describirse como un comedor compulsivo o alguien con un trastorno alimentario como la bulimia nerviosa, caracterizado por atracones seguidos de conductas compensatorias como vómitos autoinducidos.
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El acto de comer en exceso se conoce con diferentes términos, dependiendo del contexto y la gravedad. Mientras que coloquialmente podemos usar palabras como “glotón”, “comelón” o “tragón”, estas etiquetas simplifican una problemática que puede ser compleja y ocultar trastornos subyacentes. Es importante diferenciar entre una indulgencia ocasional y un patrón de comportamiento problemático.

Comer una gran cantidad de comida en una ocasión específica, como en una celebración, no necesariamente define a una persona como alguien que “come demasiado”. La clave está en la regularidad y la motivación detrás de este comportamiento. Si la ingesta excesiva se convierte en un hábito, acompañada de una pérdida de control y angustia, podríamos estar hablando de un problema más profundo.

En el ámbito clínico, el término “comedor compulsivo” se utiliza para describir a alguien que consume grandes cantidades de comida en un corto periodo de tiempo, incluso cuando no tiene hambre, a menudo experimentando sentimientos de vergüenza y culpa después del episodio. Este comportamiento, sin las conductas compensatorias como el vómito autoinducido o el uso de laxantes, puede ser un síntoma del Trastorno por Atracón (TA).

Por otro lado, si los atracones se acompañan de conductas compensatorias para evitar el aumento de peso, como vómitos autoinducidos, uso excesivo de laxantes, diuréticos o ejercicio compulsivo, podríamos estar ante un caso de bulimia nerviosa.

También es importante considerar el trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (ARFID), que aunque no se caracteriza por atracones, puede llevar a una ingesta insuficiente de nutrientes debido a la selectividad extrema, el miedo a atragantarse o la falta de interés en la comida. En este caso, la persona no come lo suficiente, pero la raíz del problema reside en una alteración de la relación con la comida.

Finalmente, es crucial recordar que etiquetar a alguien basándonos únicamente en su comportamiento alimentario puede ser perjudicial. Si te preocupa tu propia alimentación o la de alguien cercano, lo mejor es buscar la ayuda de un profesional de la salud mental o un especialista en trastornos alimentarios. Ellos podrán realizar un diagnóstico preciso y recomendar el tratamiento adecuado, ya sea terapia, nutrición o una combinación de ambos. Recuerda que la recuperación es posible y buscar ayuda es el primer paso hacia una relación más sana con la comida.