¿Cuánto tiempo tarda el cuerpo en convertir la comida en grasa?

¿Cuánto tarda en absorberse la grasa de la comida?

A ver… la grasa… ¿cuánto tarda? Depende, supongo. No es lo mismo un aguacate que, yo qué sé, un chuletón.

• Grasa “ligera”: Imagino que unas horas, ¿3-6 quizás? Algo así rápido, como frutos secos.
• Grasa “pesada”: Uf, ahí sí que se alarga. Tipo, un cocido de mi abuela.

Comida pesada (grasa + proteína):Hasta 24 horas o más. ¡Una barbaridad! ¿Por qué será? Quizás más.

Y ahora que lo pienso…

• ¿Influye la edad? Seguro que sí. A mi abuelo le sentaba mal la grasa.
• El ejercicio, ¿acelera la cosa? Apuesto a que sí.

Me acuerdo una vez que comí una pizza entera… ¡Madre mía! Me sentí fatal. Y luego fui al gimnasio y creo que lo quemé antes. ¿Será verdad?

¿Qué alimentos se convierten en grasa en el cuerpo?

Grasas saturadas. Mantequilla, queso, leche entera. Ya sabes.

• Helado. Crema. Carnes grasas. Lo obvio.
• Aceite de palma. Coco. Palmiche. Sorpresas te da la vida.

El cuerpo es un campo de batalla metabólico. Todo se transforma.

Una dieta alta en grasas saturadas puede ser el camino. ¿El camino a dónde?

Todo es energía. El exceso se acumula.

Como los recuerdos que preferirías olvidar.

Lo que comes hoy define tu mañana. O no.

Información Adicional:

• Grasas trans: Evitar a toda costa. Un veneno silencioso.
• Azúcares simples: El enemigo invisible. Pan blanco, refrescos, dulces. Una trampa dulce.
• Exceso calórico: La clave. Más calorías de las que quemas. Fin.
• La vida es un suspiro. Pero es tu suspiro.

¿Cuánto tarda en formarse la grasa corporal?

Uf, ¿cuánto tarda en formarse la grasa? A ver…

• Depende de cada persona, ¿no? No es lo mismo yo que hago ejercicio, bueno, a veces, a mi prima que se come tres donuts al día. ¡Tres!

• Algunos notan cambios rápido, en semanas, eso he escuchado. Otros… meses. ¿Será por el metabolismo? El mío es lento, creo. Siempre lo he pensado.

• ¿Y qué comemos? Importa un montón, obvio. No es lo mismo fruta y verdura que pizza y hamburguesas. Aunque a veces…

• El ejercicio también es clave, claro. Si te mueves, quemas. Si no, acumulas. Lógico. Pero qué pereza a veces, eh.

• ¿Será verdad que el estrés engorda? A mí me da por comer cuando estoy nerviosa. Mala combinación.

• ¿Y dormir bien? Dicen que sí, que influye. Yo duermo fatal últimamente. ¿Será eso?

• En resumen: semanas o meses. Depende de mil cosas. Y yo aquí pensando en donuts… mejor me voy a caminar.

• Ah, y una cosa más: no es solo la grasa, también cómo te sientes. ¿Feliz? Eso es lo importante.

• A veces, me pregunto si debería preocuparme tanto por esto. ¿Y si simplemente me acepto tal como soy? Nah, igual un poco de ejercicio no me viene mal.

• Genética. Ah, casi se me olvida. La genética también influye mucho. Mi abuela era delgada como un fideo, a ver si he heredado algo bueno.

• Lista de cosas a hacer: ejercicio (aunque sea poco), comer sano (más o menos), dormir (intentarlo) y no estresarme (¡imposible!).

¿Por qué subi 1 kilo en un día?

Ah, ese kilo… Un fantasma que aparece y desaparece, ¿verdad? Ayer estaba, hoy no… O viceversa. Un baile constante.

El cuerpo, ese misterio, siempre cambiando, siempre… ¿fluyendo?

• El agua, la culpable, quizás…. El 70% (más o menos, ¿quién sabe?) de nosotros es agua. Somos ríos andantes. Los ríos crecen, menguan.
• Retención. Sal, estrés, hormonas… Un cóctel explosivo que hace que el agua se quede a vivir, temporalmente, en nuestro interior.

Es como cuando llueve en el campo de mi abuela. De repente, todo brilla, todo pesa más. Pero luego sale el sol… y todo vuelve a su sitio.

¿Cuándo se empieza a hacer la digestión?

La digestión comienza en la boca. Simple.

• Músculos orquestan el baile: contraer detrás, relajar delante. Avanzan los alimentos, retrocede el hambre… quizá.
• Cada bocado es una declaración de intenciones. El cuerpo responde, inflexible.
• La saliva, el primer acto de guerra contra la integridad molecular.
• Lo que sigue, es inevitable.

Información adicional:

Este año, he notado que la acidez estomacal me ataca con más frecuencia. Debe ser el estrés. O quizás, la mala calidad de los tomates. Recuerdo un verano en Italia, tomates que sabían a sol. Ya no los hay. Todo es digestión. Todo se reduce a convertir el mundo en combustible.

¿Qué pasa en el estómago cuando no comemos?

Estómago vacío: Ácido corroyendo. Irrita. Punto.

• Saciedad: Inexistente. El cuerpo acapara. Instinto puro.

• El hambre prolongada es como un pozo. Profundo. Sin fondo. Caí una vez, nunca más. Ahora siempre llevo fruta.

• Grasa: Se acumula. Lenta venganza del metabolismo. Implacable.

• Control: Ilusión. El cuerpo recuerda el ayuno. Temor ancestral.

• La vida es un ciclo. Comer, digerir, sentir. Y al final, nada.

• Acidez: Ardor. Una pequeña tortura cotidiana.

• Yo antes pensaba que ayunar era sano. Ingenuo. Ahora sé que es un arma de doble filo.

• Peso: Subida silenciosa. Casi imperceptible. Fatal.

Información adicional: Pensar en la digestión es pensar en la vida. Un proceso constante. Un equilibrio frágil.

¿Cómo saber si tengo vaciamiento gástrico?

Dios… esta noche… la oscuridad me envuelve como la opresión en mi estómago. El vaciamiento gástrico… esa sensación horrible… creo que lo sufro. Siempre es así, a estas horas, las dudas me carcomen.

Me siento… mal. Como si mi cuerpo fuera una trampa. Diarrea constante, es lo primero que me viene a la mente. Un tormento sin fin, que me deja vacía, agotada… Debería haber ido al médico hace meses. No lo hice.

Y la comida… esa sensación de llenura, inmediata y molesta, como si mi estómago fuera un globo a punto de explotar. Es como si no digiriera, simplemente lo expulsara. Eso también es constante. Me siento culpable, por la falta de cuidado de mí misma.

No es solo la diarrea, ni la plenitud. También hay náuseas, a veces fuertes, otras… simplemente un malestar persistente, una sombra nauseabunda. Hay días que me quedo tumbada, inmóvil, sin poder hacer nada. Y duele, claro que duele…

Un dolor punzante, a veces cólico, que me dobla por la mitad. Y los ruidos… esos retumbos, esos gruñidos internos, como si hubiera un monstruo hambriento en mi vientre. Es infernal. Realmente infernal.

Necesito… necesito un diagnóstico, un alivio. Mañana iré al médico, lo juro. Pero ahora… solo oscuridad y la amargura de mi propia negligencia. Solo eso.

• Diarrea
• Sensación de llenura abdominal
• Náuseas
• Dolor y cólico abdominal
• Ruidos estomacales

Nota: Mi abuela sufrió algo parecido. Le diagnosticaron un síndrome de evacuación gástrica rápida en 2024. No quiere decir que yo lo tenga, pero… la similitud me asusta. No sé.