¿Qué alimentos restauran la microbiota intestinal?

2 ver

Para restaurar la microbiota intestinal, consume: brócoli y verduras, aceite de oliva virgen extra, pescado azul, cereales integrales, y yogur natural (entero, sin azúcar). Los probióticos también son beneficiosos. No existe una dieta única ideal, pero estos alimentos contribuyen a una microbiota saludable.

Comentarios 0 gustos

¡Ay, la microbiota intestinal! ¿Quién diría que esas pequeñas bacterias en nuestro interior tienen tanto poder? Últimamente, me he obsesionado con cuidarlas, porque al final, ¡cuidar la microbiota es cuidarse a uno mismo! Pero, ¿qué comemos para que estén contentas?

Pues, según lo que he estado investigando (y probando, ¡claro!), hay ciertos alimentos que son como un festín para nuestras amigas las bacterias. Primero, me dijeron: “¡Brócoli y verduras!”. Y yo pensé: “Uy, a ver…”. Pero la verdad, empecé a incluirlos más en mi dieta y ¡vaya si noté la diferencia! Recuerdo una época en la que me sentía hinchadísima todo el tiempo. Desde que le doy más cariño a las verduras, esa sensación casi desapareció. ¿Será magia? ¡Yo creo que no, es la microbiota dándome las gracias!

Luego, el aceite de oliva virgen extra. A ver, ¿a quién no le gusta un buen chorrito de aceite de oliva en una ensalada o una tostada? Además de rico, parece que es un manjar para nuestras bacterias. Yo, desde que lo uso con más frecuencia, siento que mi digestión es más… ¿fluida? No sé si me explico.

El pescado azul, ¡otro imprescindible! Salmón, atún, sardinas… ¡mmm! No solo están deliciosos, sino que también ayudan a mantener equilibrada nuestra microbiota. Mi abuela siempre decía que el pescado es bueno para la memoria, pero quién sabe, ¡quizás también sea bueno para las bacterias!

Y hablando de abuelas, ¿recuerdan cuando nos daban cereales integrales para el desayuno? Pues parece que tenían razón. Adiós cereales azucarados y hola a la avena y el pan integral. ¡Mis bacterias están de fiesta!

Ah, y el yogur natural entero, sin azúcar. ¡Ojo con esto! El azúcar es el enemigo. Pero un buen yogur natural, de esos que te hacen poner una cara rara al principio porque no están dulces, ¡son una maravilla! Yo le echo fruta y un poco de miel, y ¡listo!

¿Y los probióticos? Ahí ya me meto en terreno pantanoso. He probado algunos, y la verdad es que no siempre he notado una diferencia abismal. Pero, como me dijo una amiga nutricionista, cada cuerpo es un mundo. Lo que funciona para uno, quizás no funciona para otro. Así que, investigar y experimentar es la clave.

En resumen, no hay una fórmula mágica. No existe “la dieta” perfecta para la microbiota. Pero, como dice el dicho, “más vale prevenir que curar”. Así que, a comer variado, a disfrutar de la comida, y a cuidar de nuestras pequeñas amigas las bacterias. ¿No creen que vale la pena? Yo creo que sí, ¡y mucho!